La Iglesia Católica de Brasil, el país con el mayor número de fieles de esa fe en el mundo, aboga por el fin del celibato obligatorio entre los sacerdotes, informa hoy la prensa local.
 
El responsable del sector de vocaciones de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), Angélico Sándalo Bernardino, defendió el fin del celibato, en momentos en que se produce una ola de escándalos sexuales que involucra a los sacerdotes católicos.
 
"Nadie puede ser obligado a ser célibe", afirmó el representante del episcopado brasileño en declaraciones publicadas hoy por el diario "O Globo".
 
Sándalo Bernardino, también obispo de la ciudad de Blumenau, en el sureño estado de Santa Catarina, considera que la Iglesia, por lo menos la latinoamericana, debería preguntarse si es o no conveniente abrir las puertas del sacerdocio a hombres casados y que demuestren tener una vida conyugal, profesional y religiosa loable.
 
El episcopado brasileño decidió pronunciarse sobre el asunto luego de que el arzobispo emérito de Sao Paulo, Paulo Evaristo de Arns, defendiera el fin de esta exigencia y la considerara producto de una normativa de la Iglesia y no del Evangelio.
 
"Muchas personas necesitan de la complementación de una mujer. Y es por eso que creo que el celibato debería ser dejado como una opción y no como una obligación", afirmó De Arns, que fue el arzobispo de la mayor ciudad suramericana entre 1973 y 1996.
 
El arzobispo emérito, que durante mucho tiempo fue el líder del ala más progresista de la Iglesia brasileña y en muchas ocasiones discrepó con el Vaticano, considera que los votos del celibato continuarán siendo una exigencia para los sacerdotes mientras Juan Pablo II sea el Papa de los católicos.
 
"Con ese Papa sabemos que no habrá cambios. El ya prohibió que el asunto fuese discutido. Necesitamos esperar el próximo Papa", dijo De Arns, uno de los guías espirituales de este país de 170 millones de habitantes, el 70 por ciento de ellos católicos.
 
Sándalo Bernardino reconoció que la exigencia del celibato, al desincentivar el sacerdocio entre los casados, impide que todas las comunidades de base del país puedan tener un sacerdote como guía.
 
"Tenemos 70.000 comunidades de base que no tienen celebración dominical. Necesitamos revaluar las modalidades del ministerio presbiteral", afirmó el obispo, al indicar que la Iglesia tiene que estudiar alternativas con urgencia. "En cuanto más demore eso, más será perjudicial", afirmó.