Tras la secuencia del genoma humano, los científicos buscan ahora, entre otros, el de los principales animales domésticos como la vaca, la oveja, el pollo y el cerdo. Aunque hace solo dos años esto hubiera parecido extraño, hoy día los científicos de todo el mundo tienen ya los primeros borradores del genoma de los pollos y las vacas.

Los científicos británicos que toman parte en estos proyectos están a la cabeza de la investigación mundial, por lo que podrían contribuir de manera decisiva a entender cómo afecta el genoma de estos animales a su salud, su crecimiento y desarrollo y a su comportamiento, en beneficio no solo de los ganaderos británicos, sino de los médicos y veterinarios.

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El Center for Functional Genomics in Farm Animals (Centro para Funcionamiento Genómico de Animales de Granja, conocido como ARK Genomics) del famoso Instituto Roslin de Edimburgo, quiere identificar los genes y combinaciones que afectan  los principales rasgos relacionados con la ganadería, como estructura, crecimiento, fertilidad y susceptibilidad a las enfermedades.

Los genes de los animales domésticos no solo son importantes para la ganadería, sino que afectan a la sanidad humana. El proyecto cuenta con fondos del Biotechnology and Biological Sciences Research (Bbsrc).

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El Dr. Dave Burt del Instituto Roslin dijo: “Hasta ahora era muy difícil hacer un seguimiento de los genes responsables de rasgos como esos, pero estamos seguros de que ahora podremos conseguirlo, en un momento en que los ganaderos están buscando animales que cumplan ciertas condiciones específicas, por ejemplo de fertilidad, para mejorar la ganadería extensiva, reducir el uso de productos químicos y mejorar el bienestar de los animales”.

Las nuevas técnicas genómicas y la mayor capacidad de los investigadores para compartir su información sobre la legislación y el comportamiento de los genes en las distintas especies hacen que haya renacido la confianza en este nuevo concepto de ingeniería genética.

Mediante la comparación de los genes de los animales domésticos se podría mejorar el conocimiento del genoma humano y elevar el nivel de la sanidad.

“Esto es posible no sólo en los mamíferos, sino por comparación del genoma humano y del pollo, por extraño que parezca”, añade el Dr. Burt.

Tras integrar datos
Una vez identificados los genes clave, sería posible utilizar técnicas de cría con marcadores para añadir determinados rasgos a las razas puras o cruzadas sin perder por otro lado los rasgos importantes que se quisieran conservar.

ARK-Genomics está estudiando el genoma del pollo, del cerdo, de la vaca y de la oveja, pero con la vida puesta más allá de la mera secuencia. A este aspecto manifiesta el doctor Dave Burt: “Nuestro objetivo es integrar toda la información sobre el papel de los genes, con una visión mucho más amplia de toda la fisiología animal. A partir de ahí podríamos apartar nuevos puntos de vista a campos como la inmunología y el metabolismo, con el fin de fabricar nuevas vacunas y otros medicamentos”.

Un catálogo del pollo

La técnica de medir la expresión de miles de genes simultáneamente mediante “chips de ADN”, que se utiliza en ARK-Genomics, puede aportar grandes ventajas a los fisiólogos, biólogos y biotecnólogos. Para ello es vital disponer de grandes colecciones de secuencias de genes de cada una de las especies estudiadas.

Por ejemplo, el Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas financió recientemente un proyecto de “catálogo genético” del pollo, en el que participan científicos de las universidades de Nottinghan, Dundee, Manchester y del Instituto Roslin, que permitirá a los científicos hacer un seguimiento de determinados genes en células de pollo cultivadas en el laboratorio, para estudiar sus funciones.

Todos los clones producidos durante el proyecto mediante el ADN complementario (ADNc) y la información correspondiente serán públicos en la página web www.ark-genomics.org. El ADNc del pollo se utilizará también para construir chips de ADN que se puedan utilizar en estudios de expresión genética.

Todas esas iniciativas se producen en un momento en que la comunidad científica internacional considera con gran atención la posibilidad de hacer un “borrador” del genoma del pollo o la vaca en menos de un año, a un costo entre 30 y 60 millones de dólares por especie.

Para la secuenciación de estos genes se ha visto que resulta muy útil dividir el genoma en fracciones más manejables. Por eso se han clonado bibliotecas de fragmentos del ADN de bacterias, formando los llamados “cromosomas bacterianos artificiales” (CBA), que son un recurso muy valioso.

Estudiando el solapamiento de miles de clones de CBA independientes se pueden establecer mapas físicos de un genoma. Actualmente se prepara el desarrollo de los mapas completos del genoma de la oveja, el cerdo y el pollo mediante la colaboración de varias instituciones científicas. Después se pasaría a la secuenciación directa del genoma a partir de los distintos mapas de CBA.

Ciencia aporta en la investigación forense más grande de la historia
AP
Los rescates en las ruinas de las Torres Gemelas han movilizado a miles de especialistas, entre ellos científicos.
THE NEW YORK TIMESNUEVA YORK

Una mano derecha, un antebrazo y una clavícula, y el examen de ADN que llevaron a cabo, fue todo lo que los investigadores tenían para identificar los restos de Timothy Stout, quien trabajaba en el piso 103 de la torre norte del World Trade Center.

En cambio, dos huellas digitales y un patrón dental fueron clave para confirmar la muerte de David Sánchez, quien trabajaba unos cuantos pisos abajo.

El análisis genético de un fragmento de hueso determinó el destino final de John C. Hartz, quien se encontraba hablando por teléfono con su esposa, describiendo el horror del primer ataque cuando la torre sur, donde trabajaba, fue impactada por el segundo avión
secuestrado. “Nunca he podido entender por qué la gente ha estado tan interesada en recuperar cuerpos”, dice la viuda de Hartz, Ellie. “Ahora lo entiendo. Se trata de una necesidad humana básica”.

Cada una de esas confirmaciones, logradas el mes pasado, representa un milagro de la ciencia que fue posible gracias a la investigación forense más grande de la historia de Estados Unidos, que está presionando los límites de la investigación biomédica aun cuando conlleva una dolorosa mezcla de alivio y nuevo dolor para los familiares.

Sin embargo, estas tan solo son 3 de las 972 identificaciones que los investigadores habían logrado hasta el viernes pasado.

Un tercio de las 2.824 víctimas del ataque contra el World Trade Center todavía no ha sido identificado, un número mucho mayor que el que mucha gente pensaba que fuera posible.

El objetivo actual, según afirman los expertos involucrados en el esfuerzo, es utilizar nuevas técnicas científicas para identificar la mitad o inclusive dos tercios de las víctimas, aun dado el miserablemente deteriorado estado de los restos que son sacados de la zona cero.