Si una parte de los ecuatorianos no ha entendido para qué se necesita privatizar el sector eléctrico, ¡qué lástima!
El producto de eso podría servir para lo siguiente:
Equipar todos los hospitales públicos del Litoral; instalar un quirófano en todos los centros de salud; crear nuevos colegios técnicos y centros artesanales; construir viviendas populares; dar lotes con servicio y préstamos hipotecarios; ayudar a los agricultores que han perdido sus cultivos; reparar del sistema vial y los establecimientos educativos.
¡Son tantas las carencias de esta región!
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Ya empezó la cuenta regresiva del fin del mandato del doctor Noboa, y es el tiempo de actuar contrarreloj: ordenar, ejecutar, firmar, construir. Tiempo de presionar a los ministros, concesionar, privatizar, vender; de llenar las expectativas de los que sí le creemos al Presidente.
Mayra Camposano Costa
Guayaquil
Una empresa normalmente tiene pérdidas o por la mala administración de sus activos, pasivos y patrimonio, o por la crisis económica nacional o internacional que no permite el desarrollo productivo y económico de las operaciones de una empresa. Todo lo demás que se diga al respecto, es solo teoría y pretexto para justificar una situación económica y técnica que no tiene explicación.
No es posible que las empresas eléctricas estatales del país (generadoras, distribuidoras y comercializadoras) tengan “pérdidas” como “resultado” de sus operaciones, después de que en los últimos cuatro años aumentaron sus tarifas eléctricas por kilovatios hora en el 300%, de que mensualmente se corta el servicio a los morosos, y de que existen más de mil inspectores para detectar y sancionar las instalaciones clandestinas y alteración de medidores de energía.
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Eso, hace presumir que supuestamente no se registraron todos sus ingresos o que sus egresos están sobrevalorados.
Para evitar que dichas pérdidas se repitan y se siga perjudicando a los usuarios y al Estado, el Gobierno debería revisar todas las operaciones de las eléctricas del país, con una auditoría técnica y financiera de los últimos cinco años.
Dr. César López Iturralde
Guayaquil