Cobra fuerza la idea de aplicar mano dura contra sacerdotes implicados en escándalos sexuales.
El papa Juan Pablo II dijo ayer que el abuso sexual perpetrado por sacerdotes en Estados Unidos “es considerado correctamente como un crimen por la sociedad y además un pecado sobrecogedor a los ojos de Dios”.
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Fueron las palabras más fuertes del Sumo Pontífice desde que comenzó la ola de acusaciones de abuso sexual contra sacerdotes, que estremece a la Iglesia Católica estadounidense desde enero.
“A las víctimas y sus familias expreso mi profunda solidaridad y preocupación”, dijo en una reunión a puertas cerradas con los cardenales norteamericanos, a quienes convocó por dos días para buscar una salida a los escándalos de pederastia en los que están implicados centenares de curas.
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Las palabras del Papa, quien dijo que “la gente debe saber que no hay lugar en el sacerdocio y la vida religiosa para quienes quieren perjudicar a los jóvenes”, calaron entre los purpurados, cada vez más convencidos de la necesidad de expulsar al sacerdote nada más cometer el primer abuso sexual.
La línea dura de “un error y vas fuera” la apoyó ayer el presidente de la Conferencia Episcopal de EE.UU., Wilton Gregory, quien informó de la primera jornada de la reunión que mantienen en el Vaticano.
Gregory dijo que la sesión fue “muy positiva” y subrayó la necesidad de clarificar los criterios con los que se atajarán esos casos, “ya que está en juego la credibilidad de la Iglesia en EE.UU. y de sus obispos”.
El prelado se mostró a favor de investigar rápidamente las acusaciones, separar inmediatamente de sus tareas al cura implicado, informar y cooperar con las autoridades civiles, ayudar a las víctimas y a sus familiares y tratar el caso con los miembros de la comunidad.
Francis George, cardenal de Chicago, también se refirió a la aplicación de “un error y vas fuera” y dijo que había que ver caso por caso, ya que hay mucha diferencia entre un “monstruo moral”, en referencia al pederasta reincidente, y el sacerdote que una sola vez y bajo los efectos del alcohol cede a las tentaciones de una mujer adulta.
Además de la afirmación de que no hay sitio en el sacerdocio para el pederasta, el Pontífice dijo que hay que tener confianza en la “conversión cristiana”.
Los purpurados negaron que Juan Pablo II abogase así por la vuelta a la parroquia del sacerdote pederasta, ya que “una cosa es la conversión, que es necesaria, y otra muy diferente asignar una parroquia a un cura que ha abusado de niños y jóvenes”, dijo el cardenal de Chicago.
Los cardenales estadounidenes expresaron que en la reunión se habló del celibato, pero no para pedir su abolición, sino para reforzarlo, y subrayó que solo el 1,5% de los sacerdotes estadounidenses es infiel a la promesa del celibato.
Aunque en algunos medios se aseguraba que durante la reunión se pediría la dimisión del cardenal de Boston, Bernard Francis Law, acusado de haber tolerado y escondido casos de violencia sexual en su arquidiócesis, ambos prelados indicaron que no se había tocado el tema.
La reunión, una “cumbre religiosa” que jamás habría querido presidir el Papa, que ayer estaba triste y preocupado, según los prelados, concluirá hoy. Hasta ayer por la tarde se desconocía si el Vaticano dará un comunicado final.