Los años pasan sin pensar que el futuro de la vida llegue con sentimientos de suplicio que causan sobresalto y angustia.
La juventud, tesoro de incalculable valor en la que nos desvelamos ante el sacrificio del trabajo o profesión que cumplimos con vocación, llegó a su ocaso sin recibir un estímulo que compense nuestros desvelos.
Sujetos actualmente a un miserable sueldo llamado de jubilación, este solo nos alcanza para el pan, hoy; y hambre,  mañana.

Hay un poder humano en nuestros mandatarios que no piensan compensar al ser que dio lo mejor de sus días, pero hay un poder divino que mira con ojos de bondad al ser desamparado.
Nos engañan como a niños sobre que Noel vendrá con el juguete. Anunciaron que recibiríamos en el valor económico mensual de nuestras pensiones un alza del 40,5%; y qué desilusión recibir en este mes lo mismo de siempre cual limosna al anciano desvalido.
Jorge Benigno Barba Moncayo
Riobamba

 
Para una gran mayoría de afiliados al IESS, el paro de los empleados no tiene mayor repercusión en vista de que los deficientes servicios que presta la entidad de nada sirven a quienes son los verdaderos dueños de esta institución, tan desprestigiada sobre todo en lo que respecta a la atención médica.

No obstante, el sindicalismo se atreve a solicitar aumento de sueldos para un personal descomedido y descortés que no se conduele de la suerte de los miles de afiliados que a diario sufren el maltrato y mala práctica médica.
Ángel Verdezoto Pazos
Riobamba

Publicidad

Es cierto que en el sector privado han operado empresas y hombres que han sido y son ejemplo de progreso y honradez, y que asimismo la trayectoria de algunos sectores ha sido manchada por gente u organizaciones de las que se puede decir todo lo contrario.

Una prueba de eso lo da cierto círculo de banqueros que cometió el más escandaloso atraco de la historia, y ciertos elementos de la empresa privada que no cumplen sus tributaciones con el Estado, e incluso deben millones al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Largo resultaría, hasta generaciones más allá de nuestros tataranietos, citar hechos en el cuadro histórico de quienes tienen sometidas a instituciones por ser sus permanentes deudores.

¿Qué antecedentes entonces de garantía, credibilidad, muestra esa parte o segmento negativo de dicha empresa privada, que según sabemos, es precisamente la más interesada en tomar a cargo el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social?
Si con los organismos de control estatal a la empresa privada, se ha llegado al caso de calificar de corruptos a los culpables de la masacre moral y económica de la patria, ¿qué sistema o aparato técnico administrativo de vigilancia, seguimiento y control estatal, privado o mixto, podría garantizar que se pague la deuda antigua del Estado al IESS?
¿Quién garantizará que la estructura y personeros que dirijan el Seguro poseerán perfiles técnicos, experiencia y hosnetidad?

Publicidad

¿Quién asegurará un desligamiento político del Instituto en aras de su verdadero desarrollo?
De lograrse una reestructuración total del IESS, saneándolo, organismos y personas capaces y honestas de la empresa privada podrían colaborar para mejorar poco a poco lo negativo, sin necesidad de aspirar a dirigir ni personal, ni grupalmente la institución.
¡No a la privatización del IESS!
Martín Torres Rodríguez
Guayaquil

Es lamentable la situación de los jubilados en el Ecuador.  Ancianos, que día a día sufren los maltratos de una sociedad injusta.

A ellos, que en su tiempo fueron la fuerza laboral del país y que dieron alas a su patria para que vuele hacia mejores destinos, lamentablemente se los observa agrupados en las afueras del Seguro Social reclamando su mensualidad.
Pero, ¿qué mensualidad?, si apenas reciben 20, 30 o 40 dólares, que sumados con los años que llevan de vida y multiplicados con el sacrificio y la experiencia que cada uno de ellos lleva en sus espaldas, ¡no significan nada!
Sería grato que las autoridades retomen el tema, lo discutan y de una vez por todas den una solución justa que beneficie a los jubilados del país.

Publicidad

 Ellos se merecen tener todas las bonificaciones posibles, ya que en su momento pusieron un granito de arena para que el Ecuador avance, y muchos pusieron la primera piedra de proyectos majestuosos de la actualidad; por lo tanto, merecen una vejez tranquila.
Pamela M. Velasco Maldonado
Guayaquil