Unos 5.000 cristianos participaron ayer en la tradicional procesión del Domingo de Ramos por el monte de los Olivos, marcada este año por la mínima presencia de turistas debido a la sangrienta crisis entre israelíes y palestinos.

La marcha, encabezada por monjes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, transcurrió amenizada por las exclamaciones de “hosanna” y el agitar de palmas a lo largo de cuatro kilómetros desde Betfagé hasta la iglesia de Santa Ana.

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En Betfagé, según la tradición, Jesús montó a lomos de un borrico blanco con el que hizo su entrada en la ciudadela de Jerusalén, donde se encuentra la iglesia cruzada de Santa Ana, madre de la Virgen María.
“La procesión se llevó a cabo en una atmósfera de calma pero solo pudieron participar los cristianos de Jerusalén, los peregrinos y trabajadores extranjeros” en Israel, informó a Raed Abusahlia, canciller y portavoz del Patriarcado Latino, donde reside la máxima autoridad católica en Tierra Santa, el obispo Sabah.

“El Ejército israelí impidió llegar a los creyentes de Belén y Ramalá”, de Cisjordania, entre otras ciudades cercadas, “y nuestros hermanos cristianos de Nazaret y otros sitios de Israel no vinieron por temor”, dijo Abusahlia.

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“Otros años participaron entre 10.000 y 15.000 personas en la procesión de palmas”, comentó.
Entre los peregrinos asistentes se encontraba el arzobispo de Canterbury, George Curry, a la cabeza de setenta feligreses del Reino Unido, que pronunció la homilía en la iglesia de Santa Ana.

Los actos de la jornada comenzaron esta mañana con una procesión de palmas dentro del Santo Sepulcro, donde los fieles entonaron el Canto de la Pasión, y culminan esta tarde con una misa en la iglesia del Salvador, en la sede de los custodios franciscanos.

El papa Juan Pablo II encomendó a un grupo de religiosos italianos “traer la luz” a esta convulsionada zona y bendijo unas lámparas blancas de opalina que entregaron a varias personalidades, entre ellas al presidente palestino Yasser Arafat.

Mañana obsequiarán otra a una personalidad israelí, se presume que al viceministro de Asuntos Exteriores, el rabino Mijael Melchior.

El canciller del Patriarcado aseguró ayer que este año todos los actos de Semana Santa tendrán por finalidad rezar por la “paz en todo el mundo y en Jerusalén”.
A los pies del monte de los Olivos vivió Jesucristo la agonía antes de ser apresado por los soldados romanos para su crucifixión.