Un atacante suicida palestino hizo estallar una bomba ayer en una área concurrida del centro de Jerusalén y provocó su muerte y la de dos transeúntes y lesiones a 30 personas, según informes policiales.
El incidente ocurrió un día después de que un militante islámico detonó explosivos en un autobús abarrotado de pasajeros en el norte de Israel y provocó su propia muerte, así como la de siete pasajeros, incluidos cuatro soldados israelíes.
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Con las explosiones surgen interrogantes sobre los esfuerzos estadounidenses para el logro de una tregua. Los negociadores se reunieron la tarde de ayer para sostener una tercera ronda de conversaciones.
El grupo Brigadas Al Aqsa, milicia vinculada con el palestino Yasser Arafat, se adjudicó la responsabilidad del ataque dinamitero de ayer.
La explosión ocurrió alrededor de las 08h25 en la calle King George (Rey Jorge).
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Yasser Arafat, dijo ayer que tomaría medidas de inmediato para detener los atentados contra civiles israelíes.
“Tomaremos medidas de inmediato y las necesarias para terminar con estas acciones y con quienes son responsables. No escatimaremos esfuerzos al respecto”, dijo Arafat en un comunicado divulgado en Ramalá.
El comunicado de Arafat seguía a una conversación telefónica que tuvo la tarde de ayer con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, quien le advirtió de que estos atentados socavan los esfuerzos del enviado especial de EE.UU. para un alto el fuego en la región.