Cuando se califica a nuestro país entre los primeros en corrupción no debemos avergonzarnos jamás quienes somos honrados, quienes hacemos patria dando nuestro aporte físico, cultural, educativo y deportivo.

Las carencias, marginaciones, abandonos, que tradicionalmente padecemos, han sido por obra y gracia de unos que han hecho poder aquí, heredando de generación en generación ventajas económicas mal venidas desde la Colonia.

Publicidad

La poca parte de nuestra riqueza que por los honestos se ha podido y podemos extraer y producir como petróleo, banano, minerales, camarón, flores, etcétera, beneficia solamente a unos pocos de entre los que no contentos con el producto monetario que se obtiene, han delinquido y delinquen haciendo que se nos califiquen de corruptos.

Esta realidad trágica de la historia del Ecuador debe explicarla todo buen ecuatoriano dentro y fuera del país; afuera especialmente cuando alguien nos diga por ejemplo: “Tú eres de Ecuador, país corrupto”, a lo que debemos responder: “Yo soy del Ecuador honrado, trabajador, glorioso, cultural e intelectual; yo soy del pueblo mayoritario que paga, siendo justo, las faltas de los pecadores, igual que Jesús el Nazareno”.
Martín Torres Rodríguez
Guayaquil