Como antagonista de la moda rápida, la moda lenta gana terreno en países como España, aunque su crecimiento es aún lejano al primero. A finales del 2021 en noticias y redes sociales causaron alarma imágenes de un ‘cementerio de ropa’ en el desierto de Atacama, Chile.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) mantiene el programa de alianza para la moda sostenible. En 2019, la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo reveló que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. “El rubro del vestido utiliza cada año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas”. No es lo único, anualmente se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, que equivalen a 3 millones de barriles de petróleo. Los desechos textiles pueden tardar 200 años en desintegrarse.

Estas son algunas iniciativas ecuatorianas para una moda sustentable

Un reportaje reciente de la agencia EFE sostiene que en España la moda lenta cala, abogando por la compra meditada y combinable de prendas y empujando armarios más pequeños y de calidad.

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En Ecuador la preocupación por la moda circular se ha posicionado en varios proyectos como la compra de prendas de segundo uso, no necesariamente en los pulgueros sino en tiendas virtuales, app y utilizando redes sociales.

La huella de los Premios Verdes en sus 10 años de trayectoria, ahora continúa con el proyecto Weya

Negocios de moda circular como NiftyMark incluso han ganado reconocimientos: una mención los Premios Latinoamérica Verde y capital semilla de Fonquito 3000 en 2021.

El mayor reconocimiento de consumir con responsabilidad lo dará el planeta. La realidad está a los ojos de todos y cuidar la gran casa es tarea general para que los ‘cementerios de ropa’ no se multipliquen. La industria aportaría garantizando una fabricación más sostenible, los Gobiernos mejorando la legislación y controlando el cumplimiento y los ciudadanos privilegiando un clóset menos abundante, una cotidianidad donde el qué se use carezca de importancia frente a cuánto se aporta al mundo. (O)