Los intangibles siempre habían sido, hasta ahora, una mercadería muy difícil de comercializar. En un mundo marcado por el consumismo, en buena parte del cual, como este país, ni siquiera existe respeto por los acuerdos dichos, sino por los escritos, así sea en una servilleta, transferir intangibles, no palpables, ha sido una dura lucha. ¡Cómo sabremos de eso los comunicadores!

La ‘guerra’ entre Musk y Zuckerberg ha comenzado, Twitter amenaza con demandar a Meta por su nueva plataforma Threads

Pero el mundo cambió, la tecnología no ha dejado de crecer en lo que va del siglo XXI, a velocidades inusitadas, y cuando escribo este artículo miro a la vez en otra de las multipantallas que captan mi día a día como empieza la batalla legal entre Mark Zuckerberg, el niño genio de Facebook, ahora llamado Meta, y Elon Musk, el hombre más adinerado del planeta, por el control de una audiencia hasta ahora insaciable consumidora de intangibles políticos-económicos-judiciales, principalmente, en la más convulsa de las plataformas de microblogging: Twitter. Pues a agarrarse fuerte, porque en la cuna feisbukera acaba de nacer Threads, la que parecería pintar a ser una competencia directísima.

Threads ha comenzado a crear problemas a usuarios de Instagram al nacer atada a la nueva red de Meta

¿Sorpresa? No, para nada. Proceso, evolución, trascendencia quizás sean términos más adecuados. Ya lo advirtió en 2018, hace cinco años que en el mundo digital son hartos, el pensador canadiense Nick Srnicek, en su libro Capitalismo de plataformas, que admite tiene inspiración marxista en aquello del capitalismo industrial.

Profesor de Economía Digital en el prestigioso King’s College London, Srnicek cree, y parece que ahora mismo vemos, que el capital se volcó hacia los datos para recobrar vitalidad, luego de prolongadas y reiteradas crisis que ha debido soportar en la comercialización de los tangibles, aquellos que se pueden guardar en una bodega, colocar en casa, o trasladar en un bolsillo. Y al tomar forma este Capitalismo de plataformas va montado en un modelo de acumulación que encarnan, entre otros, Microsoft, General Electric, Google, Facebook, Apple, AirBnb o Uber.

La materia prima de este “capitalismo del siglo XXI” o “capitalismo de plataformas” son los datos.

¿La materia prima? En este nuevo capitalismo ya no se corta con machete ni se acumula en silos o tendales. Menos se extrae de la tierra con grandes torres petroleras para transformarla en plásticos o químicos. La materia prima de este “capitalismo del siglo XXI” o “capitalismo de plataformas” son los datos. Sí, los suyos, los míos, los que arrojan infinitas investigaciones y más infinitas aún interacciones sociales, los cuales no tienen manera de esquivar al aparato de extracción más eficiente creado por la mente humana hasta ahora: las plataformas digitales, que se controlan desde una hamaca o junto a una mesa de ping-pong y que muchos años después de hacerlo siguen en la pelea legal con los autores de los contenidos que absorben, de pagarles o no por su desgaste intelectual.

El choque de trenes entre Zuckerberg y Musk nos permitirá observar cómo van moviendo la delgada línea limítrofe entre la tecnología supuestamente homologada por el primero en Threads, de la que el segundo compró en polémica transacción con Twitter, justo en el momento de expansión económica del pajarito azul, cuando Musk comenzaba a cobrar rígidas tarifas por estar e interactuar. A coger palco. (O)