“Vamos, que el equipo gana”. Esta es una de las frases que recuerda Marianela de su padre, Jorge Reyes, un extrabajador de Cervecería Nacional que falleció el 6 de diciembre del 2012, a los 56 años.

Once años de eso y la voz de Marianela se quiebra al recordar todo lo que hizo su padre para cobrar las utilidades que le correspondían por su trabajo en el área de embotellado, desde enero del 2006 hasta diciembre del 2010, y antes estuvo en la empresa —a través de una tercerizadora— desde agosto del 2002 hasta diciembre del 2005.

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Reyes es uno de los 204 extrabajadores de Cervecería Nacional que ya fallecieron y que eran parte de los más de 2.000 que han reclamado el pago de las utilidades generadas entre 1990 y 2005, demanda que empezó en el 2008 y que tras 16 años se resolvió a favor de ellos: el 22 de marzo del 2024 comenzaron a cobrar, aunque en el caso de Reyes están a la espera de ver si la documentación es correcta.

Marianela dice que ya entregó la documentación para recibir el pago que le corresponde a su papá, pues, al no encontrarse su madre en el país, ella le otorgó un poder para que se encargue de los trámites, en los cuales debido a la situación ha tenido un “poquito de inconvenientes”, por lo que sus documentos entraron a revisión: “Todavía no me dicen: ‘Ya está aprobado’. Esperemos que vaya por un buen cauce”.

De la familia es la única que se encuentra en el país, junto con su hija de 12 años, luego que falleciera su papá. Su mamá y sus hermanos de 26 y 36 años están en Italia, y la idea original era trasladarse todos allá. Su padre iba a ser el último en viajar.

Primero se fue su madre, pues el hogar atravesó “situaciones muy duras”, y ella tomó la decisión de migrar hace casi 16 años, pero 15 días antes del viaje “estabilizaron” a su papá en el trabajo en Cervecería. “Fue una decisión superdura para ambos, porque al final, igual, por más beneficios que iba a tener mi papá, mi mamá estaba endeudada; entonces no quedó de otra que seguir en lo que habían pensado”.

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Se va su mamá, y su papá se queda con ella y sus dos hermanos. A los tres años de haber emprendido el viaje, su mamá arregló sus documentos y pudo regresar a Ecuador, pero no quiso quedarse en territorio nacional. Entonces su papá le dijo: “Vámonos poco a poco”.

Jorge Reyes, extrabajador de Cervecería Nacional, falleció en diciembre del 2012. Foto: Cortesía

El plan era que ella fuera junto con su mamá; pero, como estaba en la universidad, sugirió que fueran sus hermanos, y así fue; ellos emprendieron el viaje, y luego irían ella y su papá, que le dijo: “Mira, Marianela, yo soy el último en abandonar el barco, así que te irás tú y luego yo”. ”Pero yo creía que no; él se quería quedar acá”.

Mientras esperaban a que llegara el momento de viajar cada uno, su papá seguía trabajando y ella con sus estudios. Todo iba bien, pero “no sé qué problemas internos tenían y salió este tema de las utilidades, y de ahí salió de la empresa” y se unió al grupo de los extrabajadores que reclamaban. “Él estaba muy emocionado; decía que estaba luchando por algo que realmente se lo merecía”.

Lo que hizo ella fue apoyarlo. Estaba consciente de que era “un poco complicado”, pero no sabían —dice— que se iba a alargar tanto tiempo. En medio de esa lucha a la que se había unido empezó a sentirse mal; recibió atención médica, pero el momento fulminante se dio precisamente durante uno de los plantones organizados en Quito.

Sufrió un quebranto en su salud, lo trasladaron a una casa de salud en la capital y luego a Guayaquil. Tras permanecer varios días internado y haber sido sometido a una cirugía, falleció el 6 de diciembre del 2012. Un cálculo en la vesícula que dejó avanzar le causó una colecistitis. “Él ya presentía realmente la muerte, porque él se despidió... Un día antes agradeció a todos, llamó a mi mamá, a mis abuelos: que me cuidaran a mí, que cuidaran a mi niña”, dice Marianela con la voz entrecortada.

Para el sepelio cuenta que su mamá no pudo asistir, porque “era ella o mis hermanos”. Decidieron que vengan ellos, pero no alcanzaron a llegar porque no encontraban vuelos y por la situación de su papá: “comenzó a hincharse”, no pudieron esperarlos, no se despidieron. El 2012 fue un año muy duro para ella, porque antes había fallecido el papá de su hija y su abuelo.

Tras fallecer su papá dejaron el tema de Cervecería. “Para mí fue como impactante. Me quedé sola. Sí tuve un proceso para recuperarme, porque no es lo mismo que la persona que siempre estaba (ya no estaba). Por mi hija tuve que continuar y me alejé del tema de la Cervecería”. Pero una de las compañeras de su papá la contactó y su mamá también le dijo: “No, Marianela, mira que tu papá tanto que luchó”, así que nuevamente se involucró en el tema.

Su mamá también la ha motivado diciendo que “algún día ha de salir”. “Aún no sale, pero nosotros decimos hasta no ver en la cuenta, no decimos que ya está. Pero esta vez las cosas van en buen camino”. Recuerda que “él era una de las personas voceras que siempre viajaba a Quito, era muy emocionado, animaba, incentivaba a la gente de que ya va a salir, ya va a salir”.

Los lunes, miércoles y viernes se reúnen los extrabajadores de Cervecería Nacional en el centro de Guayaquil. Foto: Francisco Verni

Y esa perseverancia de Reyes finalmente se ve para extrabajadores de la empresa, como José Holguín, que con 83 años es uno de los más mayores que también han estado en esta “lucha”.

Trabajó en la empresa de 1989 a 1991 en el área de secadores; allí conducía la volqueta de los desechos. Se unió a la demanda de las utilidades en 2018 y es parte de los que se reúnen los lunes, miércoles y viernes en el centro de Guayaquil; incluso en la época de la pandemia dice que iba a caminando al punto de encuentro. “Venimos por la lucha que hemos tenido... Yo no he estado acostumbrado a estar encerrado...”. (I)