Andrés Brito, conductor de expreso escolar, debe iniciar sus recorridos en calles del Guasmo, en el sur de Guayaquil, alrededor de las 05:50 de la madrugada. En su caso, debido a los índices de inseguridad, suele pedirles a los usuarios que salgan rápido de su hogar para disminuir el tiempo de espera en exteriores; además, trata de avanzar en lo posible por avenidas principales y evitar callejones o calles estrechas.

“Gracias a Dios, no me ha pasado nada. Se tiene un grupo (de WhatsApp) donde se dicen los sectores donde son más conflictivos y no quieren ingresar. He escuchado compañeros que les han hecho hasta secuestro express y se les han llevado el vehículo”, dice este conductor, que como sus compañeros guarda cautela y temor por los episodios registrados el año pasado en el Puerto Principal.

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Regularmente, los viajes de los expresos escolares e institucionales se inician en horas de la madrugada y pueden extenderse hasta la noche. En estos traslados, cuando se interna en calles interiores de sectores populares, e incluso en arterias principales que permanecen desoladas, suelen presentarse situaciones delictivas a las que deben enfrentarse los conductores.

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A nivel nacional, más de 500 incidentes de seguridad registraron los conductores de expresos escolares el año anterior, de los cuales unos 400 casos se concentraron en Guayaquil, según datos de la Federación Nacional de Transporte Escolar. Los eventos sobre todo se concentran en asaltos, atentados para cometer atracos, secuestros, extorsiones...

A pesar del reciente estado de excepción y el conflicto interno armado, Oswaldo Guamán, presidente de la Federación Nacional de Transporte Escolar, expuso que la situación de seguridad no ha notado que haya variado para sus recorridos, que siguen durante estos meses con el desplazamiento hacia distintos sectores por el traslado de trabajadores de empresas.

Aún, según el dirigente, el panorama es “delicado y preocupante” por la situación a la que se exponen choferes y también los estudiantes de sus instituciones educativas.

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Asimismo, apuntó que esperaba acciones concretas y resultados de las autoridades. “Si cumplo con la ley, el Estado tiene que cumplir con seguridad. No queremos vivir situaciones amargas como el año pasado“, dijo el dirigente, que además expuso la importancia de control al transporte ilegal para garantizar el servicio.

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Por esta situación, los choferes y las compañías de expresos escolares tratan de tomar recaudos, en coordinación con entidades.

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Brito, por ejemplo, cuenta con cámaras en su vehículo que están conectadas con una central, y también tiene rastreo satelital en su automotor para monitoreo del viaje del expreso.

“Fuera bueno que ahora que se inician las clases los patrulleros circulen por las zonas más conflictivas y den vueltas”, dijo este conductor, que se mantiene en esta actividad para tener un sustento económico a pesar de la situación de inseguridad.

Agregó que, en caso de eventos delincuenciales, evaluaría la situación en caso de estar solo o con ocupantes para determinar cómo actuar, con calma o arrancar para evitar a antisociales.

“Uno apenas sale tiene que encomendarse a Dios, porque no sabe lo que va a pasar. Uno siempre sale con el miedo, pero toca trabajar con eso de ahí. Si tengo opción y sin peligrar al resto, lo hago; pero, si veo que está difícil y no me sirve de nada, mejor es mantener la calma, porque muchas veces lo único que quieren es robar; lo material se recupera”, comentó el hombre.

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Otra conductora, Selva Pincay, quien lleva 18 años en esta labor, tiene una cámara de seguridad dotada por la Municipalidad local, un dispositivo de georreferenciación satelital (GPS), y además comparte su ubicación en tiempo real del recorrido con los padres durante los 45 minutos que dura su recorrido para llevar a sus pasajeros.

Ella cumple recorridos que se inician a las 06:00 para llevar a los niños a un colegio de La Aurora y luego los retorna a la casa desde las 12:00.

“Los padres se van guiando por dónde va el niño. Le damos seguridad al padre con este servicio. Están felices porque, si pasa algo y se ve parado mucho tiempo, dicen ‘¿Qué ha pasado?’; y si pasa algo, le avisamos”, comentó.

La señora también agregó que procuran dar nociones básicas a los estudiantes sobre cómo actuar en caso de situaciones de inseguridad o delincuencial. Además, contó que, cuando se presentan eventos delictivos en puntos que están en la ruta, procura movilizarse por otras zonas a fin de evitar que los estudiantes se expongan u observen estas escenas.

Ella también insistió en que la presencia policial se debería observar en alrededores de planteles educativos. “A veces es bastante oscuro o botado”, dijo esta conductora.

El dirigente Guamán declaró que principalmente debería haber vigilancia y la aplicación de corredores de seguridad por parte de las fuerzas del orden en zonas populares donde hay alta incidencia de delitos, sobre todo en áreas de la Perimetral y sur porteño.

“Se han convertido en sectores extremadamente peligrosos. En muchas ocasiones salimos a hacer el recorrido y no encontramos ni un solo patrullero; al menos eso es lo que pedimos”, dijo, al insistir en resultados a las autoridades. (I)