Es un día de semana ordinario. Ale Boada camina de su camerino hasta la garita de Teleamazonas, en el norte de Quito, para recoger su almuerzo. “Gracias bodicito” dice con ese tono que la caracteriza.

Son las dos y media de la tarde: “Que me falte el pan, que me falte el arroz, pero que no me falte el verde y el maduro”, cuenta y luego ve su almuerzo: “Un buen fideíto con atún. ¡Qué rico! Carbohidrato sobre carbohidrato, que no me vean las nutricionistas, pero qué rica es nuestra comida”.

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Es así como saca a relucir su personalidad desde el principio. Con esa tonalidad al hablar que sube y baja como la imagen de un electrocardiograma, matizada con risas sutiles que derivan en carcajadas.

Ale Boada lleva trece años siendo reportera y presentadora del programa de farándula politiquera nacional En corto, como es conocido.

En sus reportajes plasma esa personalidad hilarante, esa risa sonora que saca sonrisas a los espectadores, actitud que refleja también detrás de los reflectores, es su esencia.

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¿Tú cocinas?

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No, yo tengo una señora linda, maravillosa, que es del valle del Chota mi Fer Carcelén que le amo con toda mi alma y ella es la que me acolita. Yo vivo entre el canal, las coberturas y los cachuelitos, entonces ella es la que me ayuda a organizarme, a que no me olvide de comer, ya comió, ya almorzó, me deja un mensaje por WhatsApp.

¿Cómo empezó tu historia en el segmento En corto?

Empecé gracias a la visión de mi productora Paty Oquendo. Fue la persona que me vio en los pasillos del canal. En esa época era reportera de La plena, un programa donde estuvo Miguel Cedeño (+), Mirely Barzola, Gaby Díaz, Carlos Andrade y María Cecilia Moreno. Bueno, primero que todo empecé de pasante. Yo sí cargué cable, pasé hojas, saqué copias en un programa que se llamaba Sorpresa y media. Estaba en el colegio, tenía 15 años (ahora tiene 33).

¿Por qué te conectaste con la televisión desde adolescente?

Siempre quise estar en la tele. Decía qué increíble mundo, de crear cosas, el vestuario, las notas, los reportajes editados, viajar, conocer. Entonces siempre creo que en mi cabeza fue claro el camino hacia esto. Siento que soy una mujer muy creativa, apasionada de crear cosas, de ver unas ideas en mi cabeza y digo esto vamos a hacer. Fui pasante, pasé por varios programas hasta que un día la Paty Oquendo, que es la productora de En corto, me ve en los pasillos y me dice ‘Ale, no te quieres venir a En corto’. Y yo tímida, le digo no, yo no soy chistosa, en la farándula estoy bien, es mi papayal y mis artistas.

Pasó un año y una reportera se rompe el pie y no había quién haga las coberturas y me piden que la acolite. Después ya fue mi pasión, yo era como un pez en el agua, en las coberturas me acerco a la gente, todo el tiempo mi cabeza está pensando, qué voy hacer, dónde me voy a poner, qué voy a decir, chin chin, le pongo, les hago a mis colegas hacer cosas, nos reímos todos, sí me la gozo siendo reportera.

Ale Boada, presentadora de televisión del canal Teleamazonas, durante una sesión de fotos en su domicilio, en el norte de Quito. Foto: El Universo

¿Qué es ser una chica En corto?

Ser una chica En corto siento que viene acompañado de muchos factores. Primero que todo tiene este lado pícaro, pero también no todas somos iguales, cada una tiene sus personalidades, al nosotras editar nuestras notas le metemos ese toque personal y de autenticidad que tiene cada una. Y para mí ser una chica En corto es sobre todo ser una persona que en la cobertura busca, o encuentra, mejor dicho, lo que no muchos ven.

Es una fórmula exitosa.

Es una fórmula que ha ido cambiando con el pasar de los tiempos. El programa tiene más de 20 años al aire de forma ininterrumpida. Don Alfonso creo que yo voy a sacar Record Guiness, no, mentira (da una carcajada), pero más allá de eso, es como que vamos evolucionando. Nos dimos cuenta, por ejemplo, que hicimos una pausa por la pandemia del tema político, nos reinventamos, nos pasamos ya al ámbito artístico internacional. Entrevisté a Don Barriga (Édgar Vivar), al hijo de Eugenio Derbez (José Eduardo Derbez), vi la casa de un montón de artistas en pijama, Diego Torres en bóxer en Miami, vía Zoom. Ya no solo es política, es más, no hemos hecho política así fuerte desde hace dos años.

Las chicas de En corto deben ir a la vanguardia de la realidad política.

Totalmente, nosotros tenemos una reunión de contenido con nuestra jefa, nos obliga a estar empapadas lo que ocurre en la Asamblea.

¿Qué haces para mantenerte al día?

Vemos nuestros noticiarios, estamos empapadas por ejemplo de que estaba pasando con el juicio político (contra el presidente de la República Guillermo Lasso), cuántos votos hubo, cuántos no, quiénes están, quiénes no porque es nuestro trabajo también. Si un día mi jefa me dice que tienes que ir a la Asamblea y yo llego en blanco a ver qué hago, me pierdo un día de trabajo. Tengo que estar informada. Y no solo de Quito, sino también lo que pasa en el país, qué ocurre en Guayaquil, cuál es el meollo de la política farandulera como nosotros decimos.

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Ese es el valor agregado de En corto.

Te digo algo, yo me llamo Ale Boada Valdivieso, es mi segundo apellido, pero mi tercer apellido es En corto, soy Ale Boada de En corto, es mi apellido.

¿Cuándo sientes que haces bien tu trabajo?

Siempre valoro mucho cuando la gente me dice, usted sí que es terrible, usted sí que es ocurridísima, qué mala que es, con eso mi trabajo está, mi misión está. Usted me hace matar de la risa. Qué lindo es después de tantas noticias tristes, me mato de la risa viéndole. Les doy un abrazo, me tomo fotos.

¿Te han negado entrevistas?

No solo por ser de Teleamazonas, y no es porque es (el expresidente Rafael) Correa o Lasso, o el que viene y el que se va, hay políticos que les cuesta soltarse a una cámara, es un tema personal, hay gente que es seria y llega la chica a preguntar de qué color son las medias, entonces yo de eso igual hacía notas.

Las anécdotas que le deja el reporterismo

La presentadora del programa En Corto es quiteña y aficionada a la gastronomía nacional, especialmente la de Manabí: "Mi cosa favorita del mundo mundial es comer. Y si es nuestro, un ceviche manaba con aguacate, una tonga. Quisiera de verdad de corazón que esta comida nuestra sea como la de Perú o México, reconocida a nivel mundial". Foto: Carlos Granja Medranda

En la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en enero de 2016, en la que estaban Dilma Rousseff, de Brasil; Michelle Bachelet, de Chile; Evo Morales, de Bolivia; Nicolás Maduro, de Venezuela, entre otros mandatarios de la región, Ale pedía atención para entregar unas rosas a los visitantes desde un balcón de vidrio del edificio de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en el norte de Quito.

De repente toda la prensa nacional e internacional se agolpa en torno a ella para captar a Bachelet, quien rompe el protocolo para recoger una rosa, pero el balcón de vidrio se hace añicos.

“Los vidrios por suerte eran de esos granulados por seguridad, porque si no les cortábamos la cara. Yo solo me di la vuelta así como Bart Simpson y dije: ‘yo no fui’. Antes no me caí y los francotiradores no me dispararon desde un techo pensando que yo era qué”.

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En otra ocasión perdí un zapato mientras perseguía a Correa con una torta, ya que era su cumpleaños.

¿Siempre usas tacos en las coberturas?

No, ahora porque fui a un evento, pero yo por lo general de verdad siempre ando con deportivos. Ahora por suerte la moda ha variado y ya no tienes que estar tan formal, estoy con mi ropa formal, pero con unos buenos deportivos abajo.

Hace seis años te casaste.

Me casé hace seis años con un hombre bacansísimo. Pablo Daniel, como yo le digo, es de Quito, nada que ver con la tele, pero sí está vinculado con ella. Pablo es mánager de la Flaca (María Teresa Guerrero), más que eso, son socios en muchos temas, está involucrado en la ropa deportiva, las galletas para los perritos. También ha trabajado con Cinthya Coppiano. Está dedicado al marketing, es un hombre supervisionario, tiene esas ganas de hacer cosas y producir.

¿También te gustaría producir?

No me siento mucho una mujer de negocios, pero sí me siento una mujer de comunicar y de escuchar mucho. Me gusta mucho conversar con la gente. Yo sí me siento en las coberturas y converso con el que está a lado mío, tanto que en serio llego a cosas profundas, a conocer cosas de familias, en una hora yo puedo abrirme con una persona.

¿Qué libro estás leyendo?

El último libro que leí fue La bailarina de Auschwitz, mi compañero Tomás Ciuffardi (periodista) me lo dio. Es el primer libro con el que lloré, dije no puedo creer que un libro me haga llorar. Las películas te hacen llorar.

¿Con qué película lloraste?

Yo lloro hasta con un comercial. O sea, lloro con los reportajes de mis compañeros, soy supersentimental y sensible. Con La bailarina de Auschwitz me conecté mucho porque voy a terapia de psicoanálisis ya dos años y medio. Entonces esta es la historia de una mujer que era bailarina en la época de los nazis y se la llevan. Ella ve morir a su mamá, a su papá y después se hace psicoanalista. Entonces empieza todo para atrás, para adentro, lo que hace el psicoanálisis ir hasta adentro, hasta lo profundo. A darte las herramientas para resolver problemas y no ver los problemas como problemas, sino como la satisfacción de saberlos resolver.

La quiteña está casada desde hace seis años con Pablo Daniel. Foto: CORTESÍA ALEXIS ZURITA

El psicoanálisis en su vida

Hacer algo por su salud mental le ayudó a profundizar su manera de encontrar la felicidad.

El objetivo es ver los problemas como la oportunidad de demostrar qué puedes solucionarlos.

“Cuando los seres humanos empezamos a solucionar los problemas es una manera de encontrar felicidad porque es la forma más placentera. Es como tú en el cole, resolvías ese problema de mate y decías lo logré”.

La vida está cargada de problemas, de cosas infelices, de tristezas, de inmensas alegrías, porque sino sería como la línea del hospital, esa que te marca el corazón, sube y baja, si está recta, estás muerto. Se necesita de ese sube y baja siendo una persona que soluciona problemas, esa persona que está presente, que tiene alegrías y tristezas

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¿Qué te lleva a sumergirte en el psicoanálisis?

Uno no tiene que tocar fondo para ir a terapia, uno quiere hacer terapia por ser mejor todos los días. Lo que me motivó es ser una mejor persona, encontrar una versión de la Ale más auténtica, creo que a través de esto, de tu micrófono, de nuestras pantallas, de la gente que nos sigue, así tengas un seguidor, diez seguidores, mil, un millón, esa gente ve en ti algo y es tu responsabilidad ser una mejor persona, una mejor versión de ti. Es muy fácil engañar, una bonita foto, todo lindo, la comida. Tengo deudas, problemas, soy una mujer que llora, que quiere cosas, que sueña cosas, que a veces se cumplen, que a veces no se cumplen. Pero sí quisiera conectarme con la gente en un nivel más profundo, genuino, auténtico.

¿Y cómo puedes definir el psicoanálisis en tus palabras?

Crecimiento, el psicoanálisis es crecimiento. Tengo un psicoanalista de 98 años, creo que es el más longevo del mundo. Él es de Bélgica. Emigró a Argentina en la Segunda Guerra Mundial, cuando hubo el peronismo, le expulsaron de Argentina, se fue a vivir a Colombia, ahí se casó, volvió a Argentina con sus hijos, se volvió a Colombia otra vez y tiene 17 pacientes, a sus 98 años acaba de escribir su libro. Se murió tres veces en el quirófano en una operación a corazón abierto y lo revivieron. Todos los pacientes creo que estábamos como que con esa energía de vive Adalberto Perrota, que te necesitamos todavía queremos mejorar, queremos ser tu un poco por qué tiene tanta sabiduría. A veces creo que nosotros mismos nos relegamos mucho, empezamos a asumir años y a decir ya estoy viejo, ya para qué voy a cambiar, si ya yo soy así, ya tengo sesenta, siempre se puede cambiar, siempre se puede ser mejor, siempre.

¿Las sesiones con él son de forma remota?

Claro, vía Skype. Mi esposo me lleva al psicoanálisis, su mamá es psicoanalista. Adalberto venía muchas veces a Ecuador, hicieron un grupo y mi esposo empezó terapia hace diez años, yo voy dos años y medio. Empecé dos veces a la semana y porque me hace tan bien lo hago tres veces a la semana. Y no es que estoy mal, tengo problemas como todos, tengo ansiedad, a veces en este mundo en esta sociedad que vivimos nos sentimos muy heroínas. Tú, el héroe de tu vida, yo tengo que porque tengo otras prioridades, porque no sé dónde ir, porque no sé a quién pedir ayuda. Yo lloro un ratito y se me pasa, y sigues acumulando en la maleta y sigue pesando, te sigue pesando, pero llega un punto que pesa tanto que simplemente te aplasta, te caes. No quiero que esta maleta pese, quiero que esta maleta de la vida con todos los problemas que tiene, sea como las olas del mar, viene y va, las olas suben, las olas bajan, así es la vida.

"Me gustan mucho ahora los podcasts, veo gente nueva que está haciendo preguntas interesantes, cuestionándose muchas cosas que ahora yo me cuestiono y creo que es Importante empezar a hablarlas", dice sobre sus pasatiempos actuales. Foto: Alfredo Cárdenas.

Quiteña con alma manabita

Toda la familia de Ale es de origen quiteño. Ella cuenta que se crio con una señora de Pedernales (Marta) porque su madre, Sonia Valdivieso, trabajaba. De ahí su gusto por la comida manabita.

“Lo manaba está en mí, solo me falta el cuerazo (ríe a carcajadas). Molestando que las manabas son guapísimas, pues ñaño, siempre dicen que manaba manaba, yo soy bien serrana, pero bella de corazón”.

¿Cuándo vas a ser madre?

No sé, para serte superhonesta, no es que lo tenemos planificado, no es que lo negamos, no va por ahí, pero hoy por hoy no está dentro de mí, es que no es una prioridad. Solamente que no se nos ha dado.

¿Pero es algo que quieres?

Sí, obvio, sueño con ser mamá, sueño con tener tres y tengo los nombres, no los voy a decir. Es una pregunta que es difícil de responder hoy por hoy, no difícil porque es difícil ser mamá, sino porque no tengo una respuesta.

Tienes una forma de hablar muy peculiar.

Siempre he hablado así. Dicen en el canal que soy el Barney de los niños. Mi voz sube y baja y las mamás me mandan videos en los que los niños regresan a ver la tele cuando hago las menciones porque ya saben que llegó Barney. Tengo una voz especial (y vuelve a reír). (E)