Andres Crespo, el actor, director, guionista, presentador de Suerte cruzada, ganador de varios premios internacionales por su película El pescador y quien estuvo en las cocinas de MasterChef Celebrity Ecuador, reveló en el pódcast Entre dos, de EL UNIVERSO, cómo se convirtió en la deidad del reality y en el tío del Ecuador.

Habla con emoción de sus proyectos y su paso por el programa de Teleamazonas que está en su fase final. “Fui a MasterChef Celebrity para tratar de ampliar una base de popularidad personal que me dé más trabajo”, confiesa y en efecto está de vuelta a la pantalla y trabajando para sacar una película.

Publicidad

Andrés, ¿eres una celebridad?

Esteeee, ¿cómo estás?, ¿todo bien?

Todo bien.

Una celebridad, es rara esa definición. ¿Qué será una celebridad? Algo que se celebra.

¿Te sientes bien como celebridad?

O sea, yo sí me celebro y celebro las cosas también, así que no sé. Pero... ¿si yo me siento cómodo? Yo me siento tranquilo, la verdad, sí, creo.

Las reacciones a la salida de Andrés Crespo de ‘MasterChef Celebrity Ecuador’

Publicidad

¿Cómo te definirías?

Yooo, chuta, ahora último esas preguntas son de peso. Yo no sé cómo una persona podría definirse a sí misma, es complicado. Yo no me veo mucho a mí mismo de afuera, creo. Napolitano una vez dijo: ‘¡Sabes qué pasa!, yo no me conozco muy bien a mí mismo’.

¿Y cuando te ves al espejo cómo te ves?

Bien me veo, buscando cosas. Superficial, profundo, con distintos colores. Yo creo que todo el mundo tiene distintos colores. Yo puedo ser una persona. A veces me sorprendo, me levanto de mañana y digo ‘Dios mío, todavía soy el mismo, no puede ser. Ya me parece como que se vuelve bien repetitiva la existencia, es superloco. Uno habita en el cuerpo por bastante tiempo.

¿Crees que has habitado tu cuerpo por bastante tiempo? ¿Te parece mucho? ¿Cuánto?

No sé, me parecen como unas dos o tres vidas, me parece que he vacilado ya en este punto, pero ya pues la cuarta, este ya tiene que ser el pique, ya el último.

¿Cuál ha sido la mejor vacilada de esas tres o cuatro vidas?

No sé, la adolescencia es buena, a mí me gustó, hay gente que no disfrutó de su adolescencia; yo disfruté muchísimo de la mía, hasta los 14 yo creo, ya de ahí se pudo complicar un poco la nota, pero igual me pareció una época increíble.

¿Quién es Andrés Crespo? El actor que llegó a Netflix y ahora participa en ‘MasterChef Celebrity Ecuador’

Y qué es lo que recuerdas con más cariño de esa adolescencia.

Esa libertad despreocupada y no sé, pues, libre, esa búsqueda, ese espacio que uno tiene como para buscar. Estoy tratando de recuperar eso, te confieso. Yo creo que hay una frase que dice que la madurez realmente es recuperar el idealismo y la libertad de la adolescencia y yo creo en eso, yo creo en mi adolescencia.

Eres un eterno adolescente.

Yo creo que fue perfecto y de ahí lo perdí. Creo que mi trabajo es volver a esa perfección. No es que lo soy ahora porque no lo he logrado, soy un adulto, tengo responsabilidades, tengo problemas para dormir, tengo sobrepeso, tengo todos los problemas que tiene la gente que ya va creciendo.

Entonces esa perfección consistía en cuidar más tu cuerpo.

No, realmente no, esa perfección consistía en tener un espíritu que no se preocupaba por detalles y que las responsabilidades las manejaba como un juego, con ligereza.

¿Crees que hoy en día hay facilidades para poder tener esa libertad y llegar a esa perfección?

Mmmm, creo que una era muy difícil, pero siempre está dentro de uno, yo creo, siempre está dentro de uno eso de poder vivir de esa manera.

Andrés, pasaste de blanquito a deidad, ¿cómo se dio esto?

O sea, yo, realmente fue una broma porque a mí me preguntaron en MasterChef si yo era parte de los panelas. Los panelas son Anthony (Swagg), Luciana (Gushmer), José Andrés (Caballero) y Gigi (Mieles) y de alguna manera Danilo (Carrera) y en algún momento Nikki (Mackliff), pero básicamente los cuatro primeros, y yo dije que no, que yo no era panela, que yo era más bien una deidad para ellos y eso fue un chiste, pues, y los manes, sí eres nuestra deidad. Y ahí me quedé con la deidad, eso fue todo.

¿Qué es para ti una deidad?

Una deidad es alguien que se preocupa por el resto. Es alguien a quien la gente mira hacia arriba con algún tipo de amor o reverencia. Eso es una deidad realmente.

Y esta deidad, Andrés Crespo tiene otra deidad. ¿Tienes una deidad en tu vida?

Sí, claro. Yo sí tengo.

¿Quién es?

El estero Salado es mi deidad.

¿Por qué?

Porque así eran los antiguos y a mí siempre me ha gustado esa idea de venerar un bien natural.

El Estero Salado es la deidad del actor Andrés Crespo, quien lo compara con Guayaquil. Foto: Jorge Lozada

¿Un bien natural que se ha venido destruyendo por obra de la mano del hombre?

Sí, claro. Exactamente. Eso es lo chévere porque me parece que el estero es una metáfora increíble de Guayaquil, no? Es como superobvio,Guayaquil es igualito al estero, pues.

¿En qué sentido?

Putrefacto. Duro, difícil de vivir a la vez, vivo y lleno de amor. Si me aplico, tiene todas las características, la oscuridad profunda y las ganas de vivir y y esa risa eterna que tiene la ciudad que es una cosa tan loca, ver una gente sudando como loca, vendiendo aguas ahí, pesando 110 libras y se mueren de la risa y cogen un cartón de refrigerador y se lo ponen encima al otro, lo tiran patas arriba. O sea, la gente se ríe aquí todo el tiempo. Yo creo que el estero también se ríe, pero se ríe de nosotros.

Y también es hermoso (el estero), como Guayaquil

Es hermoso como Guayaquil, es increíble, sino que habría qué ver, el día que uno pueda decir ya me voy a tirar no más ahorita de cabeza al estero en cualquier punto, ya ese día es el día en que uno sabrá a ciencia cierta que Guayaquil ha cambiado.

¿Crees que puede llegar ese día?

Creo que puede llegar en la medida en que los guayaquileños tomemos esa conciencia. No, no sé si ese día llegue algún día o no, depende de nosotros.

@teleamazonasec

MCCelebrityEc | 🧐 ¿Quién llevará el estandarte de 'la deidad'? Los celebrities recuerdan con cariño las enseñanzas de Andrés Crespo

♬ sonido original - Teleamazonas

Andrés, de juguetéame el arroz a la alta cocina, ¿cuánta distancia hay?

Lo que pasa es que a mí me da risa porque yo siempre he estado rodeado de la cocina, porque la madre de mi hija, Mora del Campo, es una artista de la cocina, entonces yo la conocí en el año 90 y después a través del tiempo en mi vida, de una manera u otra siempre estaba rodeado de gente que ama la cocina. Uno de mis más cercanos amigos es Nando Saavedra que es un cocinero profesional, José María León Cabrera, que es un colega suyo del medio GK, también es un cocinero aficionado, pero profundo. La cocina es gran parte de la vida de toda la gente.

¿Cambió tu forma de servirte los alimentos después del reality?

No, realmente. Yo soy muy básico para cocinar, entonces sigo comiendo lo que comía antes. A veces me pongo medio aventurero, pero la cocina, yo de chico a mí no me interesaba la comida, a mí nunca realmente me interesaba la comida.

¿Por qué?

Me parece chévere y soy fanático. ¡Qué loco que yo digo eso y hago publicidad de restaurantes! Pero ya, a mí me gusta la comida, pero no tengo esa fascinación tan profunda que tiene la gente. Quizá por eso tengo esa capacidad de apreciarla y de hablar de ella, porque verdaderamente, pues, heee, uno cuando tiene distancia y no tiene obsesión, creo que puede disfrutar más de las cosas.

Anthonny Swagg: ¿Cómo se hizo famoso el concursante de ‘MasterChef Celebrity Ecuador’?

Y ya que no tienes obsesión, ¿cuál es el plato de la cocina ecuatoriana que más te gusta?

La bandera, a mí me gusta mucho la bandera.

¿Es posible llevar un plato tan grande como es la bandera a la alta cocina?

Ehhhh. Lo que pasa es que hay una gran discusión acerca de qué vendría a ser alta cocina. Supongo que existe, pero existe mucho más allá de mis intereses personales, en general, en las cosas, a mí me gusta analizar el arte y las cosas de una manera en que yo me puedo conectar de una manera emocional y espiritual con eso. Entonces, la técnica en sí misma y la depuración de la técnica y la fijación de la técnica, realmente es algo que nunca me ha llamado la atención. Entonces a mí me parece que una bandera ya de por sí mismo es un plato espiritual profundo que une culturas, que une a un país y que tiene todo lo que yo necesito.

Hablando del arte, Andrés, ¿hay espacio para el arte, para el tipo de arte que haces tú, para el cine, para el teatro en el Ecuador, porque se te ve reaparecer en un reality de cocina, pero en tu espacio propio, hay espacio para eso en el Ecuador?

Sí, claro. Yo creo que es cuestión de la voluntad de cada persona que quiera proyectarse y decir las cosas que tiene que decir, los artistas bravos y violentos que quieren decir algo siempre encuentran una manera de hacerlo y no una excusa para no hacerlo, no una excusa para viajar supuestamente a un nuevo país donde hay más oportunidades y donde se perderán definitivamente en los arbustos de los lavaplatos y las editoriales europeas, sí me aplico, pero no, yo creo que aquí, aquí está todo y todo lo que uno quiere decir está aquí. Eso es lo que yo veo y uno tiene que labrarse ese espacio. Es durísimo, pero, pero hay que hacerlo. A veces los manes más pelados han de decir o dicen esos manes de Crespo y Corderos (Sebastián Cordero), como que uno tuvo suerte, me explico, como que uno no se inventó lo que uno es, yo me inventé

Y qué fue justamente lo más complicado, el papel más complicado que hiciste dentro del cine, porque siempre se decía que Andrés Crespo era Andrés Crespo realmente que no estabas actuando, que ese eras tú el que aparecía.

Siempre, siempre he sido yo, es mentira, yo he engañado a todo el mundo, todo el mundo cree que yo soy actor y eso no es verdad sino que yo puedo. Yo no tengo temor de ir a un lugar y estar presente exactamente como lo necesita la historia, pero yo nunca me he transformado en otra persona. Eso, eso he pensado, hoy día estaba viendo, ¡qué bestia, Dios mío!, hoy día estaba viendo el talentoso señor (Mr.) Ripley, que es del 99, con Matt Damon, con Jude Law, y me di cuenta de algo que no me había dado cuenta, por ejemplo, cuando yo he actuado yo siempre sé exactamente cómo tengo que estar en un momento determinado versus otro momento, y hay gente que no se da cuenta de eso, es como que, incluso en la vida cuando tú llegas a una casa depende de cómo es la casa y de cómo es la gente, al menos para mí la actitud que yo tomo, y es lo mismo para hacer una película.

Andrés, han pasado doce años desde el estreno de Pescador. ¿Cuántas veces la has visto?

Quizás unas seis la puedo haber visto.

¿Qué le cambiarías a Blanquito?

A Blanquito, ¿a Blanco? ¿Yo? O sea, no es porque, como yo no juzgo las cosas como bien o mal, si o digamos como el espíritu que estuvieron en ese momento, me parece que es impecable Blanco, porque yo solamente era feliz trabajando con Sebastián y ese fue un rodaje muy libre. Entonces las cosas que uno ve ahí son realmente, la puesta en escena, digamosle muy poco elaborada y a la vez muy precisa. Entonces yo no me acuerdo, estaba tratando de acordarme, me has hecho pensar, pero no tengo picas del pasado con esa película. Hay otras picas con otras películas que tengo.

¿Con cuál? A ver, cuéntanos.

O sea, a veces yo veo en El Retador creo que en un momento dado podía haber hecho más cosas, a pesar de que la película es increíble, pero me quedé con más ganas de trabajar con Tito, por ejemplo, me parece que Tito Jara es una persona muy interesante, con muchas capas y creo que se podrían haber hecho más cosas, pero la película está increíble igual.

Andrés, ahora las redes sociales hacen que las críticas lleguen mucho más rápido, pero esto viene de mucho tiempo atrás. Pescador está basado en la crónica de confesiones de un pescador de coca, ¿verdad?, de Juan Fernando Andrade, y describe justamente la llegada de droga a una playa. Luego también estuviste junto al chileno Pedro Pascal en la tercera temporada de Narcos. ¿Cierto? ¿Fuiste parte de eso? Hay un pensamiento que a veces se repite insistentemente en que este tipo de películas o este tipo de productos o de noticias son responsables de la realidad que vivimos y de que cada vez más jóvenes quieran ingresar a este mundo del narcotráfico. ¿Tú qué le dirías a esas personas que piensan esto?

Sí, yo creo que sin duda sí tiene razón. O sea, yo creo que es parte de la cultura, parte de la cultura del narcotráfico es el audiovisual del narcotráfico y los que lo hacemos somos parte de esa cultura, también.

¿Crees que influencia entonces en los jóvenes que ven estas series y que desean ser como estos personajes?

Sí, sí, claro. Yo sí creo que hay una influencia, definitivamente.

¿Y entonces se deben seguir haciendo, porque también son realidades, no? ¿En el caso de Pescador era algo que ocurrió, qué pasó en las costas de Manabí?

Claro, es que una cosa como que alimenta la otra, o sea, es parte de la realidad también, entonces es como decir no sé cómo, en su momento también existía el audiovisual de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, o el de Vietnam y no es que no se hagan películas de guerra, se siguen haciendo películas de las guerras. O sea, los humanos reflejamos lo que somos, ya depende quizás finamente cómo está construido y qué mensaje saca cada cuál de esas películas. O sea, por ejemplo, yo casi yo no puedo ver una película, yo no veo Narcos, o sea, porque me parece que siempre va hacia un... El otro día comencé a ver Griselda, por ejemplo, pude ver como dos capítulos y medio, pero yo soy superconsciente de como de mi cuerpo y cuando yo estoy viendo cualquier cosa de esas me siento mal, me da ansiedad, me da agriera porque es un baño de sangre eterno que uno sabe que no lo va a llevar a ningún lado, pero ese soy yo, de pronto otra persona ve eso y dice yo quiero ser como ese man. Los sueños de la gente uno no puede tampoco controlar, o sea, los sueños de un adolescente que no tiene nada que perder, que no tiene nada que ganar, que no tiene salida alguna. Yo no puedo juzgar a una persona que decida optar por el narcotráfico, que viva dentro de esas condiciones. O sea, esa es la decisión de esa persona.

¿Y hoy, después de lo que estamos viviendo en el Ecuador, volverías a tomar un papel de este tipo?

A mí esos papeles me aburren porque son estereotípicos, no tienen una investigación genuina hacia el alma del sujeto, son como solo cartones. Pero si me dijeran mira, vamos a hacer que sea este narco que tiene estas características y vamos a tratar de entender la historia de su vida. Yo sí lo haría, porque estaría haciendo el análisis de una vida. La segunda temporada de la vida de Pablo Escobar es una obra de arte, o sea porque entiendes a Pablo, o sea, lo ves solo, lo ves caminando, entiendes su maldad, su perversidad. ¿Cómo llegó hasta ese punto? Es un análisis de un humano, no. Y yo creo que eso no siempre es bueno hacerlo.

Que lo justifican.

Si es que es que sabes qué está bacán esto, pero es que me está metiendo en una nota profunda de narcotráfico, que para mí es superdelicado hablar por...

Sí justamente por eso, no, porque existe ese temor de que el arte o que las noticias inclusive, porque también pasa con las noticias, pasa cuando se saca una información, por ejemplo, tan simple, como tips para procurar evitar un robo, por ejemplo, dice está normalizando la delincuencia. Entonces, claro, ahora la retroalimentación es mucho más rápida y si tú quieres no seguimos tocando el tema, pero es un poco entender también cómo se siente el actor frente a estos personajes.

Sí, más allá de eso yo creo que, por ejemplo, Europa y Estados Unidos han tenido, que son los principales consumidores de cocaína en el mundo, han tenido una influencia nefasta en el planeta desde hace muchas décadas, o sea son países colonialistas y genocidas. Entonces yo digo, ahora resulta que Latinoamérica, tres países o cuatro países de Latinoamérica somos malos porque les exportamos cocaína, si ellos tuvieran cocaína nos mandarían cocaína y fuera legal y hubiera vallas en las calles diciendo que uno debería consumir cocaína en el desayuno con el café, ¿sí me explico?

¿Además, el tema del tráfico no es un tema exclusivo de una película o de una situación, sino que es un caldo de cultivo general, verdad?

Totalmente, o sea, yo creo que todavía el país, la región per cápita que más consume cocaína en el mundo es Escocia. Entonces imagínate qué uno puede hacer contra esos pobres escoceses, son fanáticos de la cocaína, cómo los ayudamos. Sí me explico, a la gente le mandan no más droga a esa gente.

Puede ser el efecto del narcotráfico hacia toda la sociedad. Es un tema también de toda la sociedad, de cómo nos unimos para enfrentarlo y poderlo solucionar. No lo vamos a solucionar tú y yo, No, definitivamente. Pero yo sí quiero hacer una última pregunta y ya fuera de eso, Isabel Noboa, la tía del presidente Daniel Noboa, se convirtió en la tía del Ecuador por una broma de alguien en redes sociales. ¿Tú te convertiste en el tío del Ecuador también a través de MasterChef?

Yo soy el tío del Ecuador. Eso es culpa de Anthony que me dice tío a mí. Y de ahí ya todo el mundo me comenzó a decir tío, Pero es chévere, a mí me gusta eso.

¿Y por qué tío? Es una manera de decirte que eras como de los más grandes del programa.

Claro, de los más viejos, de los más viejos, porque primero le decían la tía Susy a Susy. Entonces después yo también fui tío. Pues si yo soy de la leva de Susy, más o menos. Entonces ya los más viejos éramos los tíos. Entonces ya sí, así me quedé yo, tío.

Pero el tío es el querido, el que se divierte, el que consiente a los sobrinos.

Todavía me escriben así cuando me escriben, los más chicos de MasterChef, cuando me escriben me dicen tío, ‘tío, qué dice’ Anthony solo me dice tío, entonces sí, está bien.

¿Qué te dejó MasterChef Celebrity?

O sea, yo me fui a MasterChef Celebrity para tratar de ampliar una base de popularidad personal que me dé más trabajo y que me permita también tener un acercamiento más fuerte con las marcas y los medios tradicionales de Guayaquil. Entonces, digamos que gracias a eso estoy, por ejemplo, aquí.

Y lo estás logrando.

Lo estoy logrando, porque creo que, o sea, yo estoy tratando de hacer eso porque quiero trabajar en cine en Guayaquil, quiero hacer películas guayaquileñas, entonces eso realmente siempre fue mi motivación.

Esperemos que así sea y pronto te veamos otra vez en las pantallas del cine. Así que muchas gracias Andrés por estar en este Entre dos. Esta es tu casa, siempre bienvenido.

Muchísimas gracias. Eres una persona muy diáfana y me has llevado a grandes profundidades. Ha sido un placer compartir esto contigo.