Hoy no será la excepción, me digo a diario. Nada me detendrá. Tengo el título, bueno, tengo dos y aún no decido...
Simplemente fuimos dos mujeres que nos respetamos y quisimos mucho; y, que también nos admiramos mutuamente.
La belleza del texto me corta la cara más que el viento del páramo; una rara tristeza, que pesa más que el poncho...
Vote siempre sin pensar, déjese llevar por los ofrecimientos que usted sabe que nunca se cumplirán...
¿Cómo ejercen los políticos su cinismo con tal profesionalidad?, me pregunto sin hallar respuesta.
No me gusta, no quiero, me opongo a vivir con miedo, pero sé que no hay salida, que todo todo todo llegó para quedarse...
Era el año 1979 o 1980 cuando le presenté al erudito profesor mi plan de tesis titulada “El derecho a morir”.
No quiero escribir de muertes y la página se me llena de sangre. No quiero hablar de violencia y aparecen los fusiles, las armas...
(...) comer, leerle un poema, reírte o abrazar a quien tiene sus ojos fijos en esa cojuda pantallita, suele ser terrible.
Lo que más duele es saber que a mí tampoco me alcanzará la vida para ver este país sin niños desnutridos...
Cuando una insolente idea entra en mi cabeza, se niega a dejarme en paz. De la insolencia pasa al atrevimiento...
Y ya no “alzamos la voz como una sola memoria”, ya no cantamos. Siento que ya fuimos, que jugamos y perdimos.
¿Qué pasa por la mente y por el corazón de este niño herido, de estos policías autoritarios, qué miedo antiguo, qué soledad añeja los hace actuar así?
Definitivamente, lo mío no es la Economía. Lo mío es la gente, la humanidad, la cordura, las letras, los libros, el abrazo.
Con una valentía que desconoce el riesgo, ella nos invita a entrar a su casa de Dolores Sucre 111 y recorrer... su vida...
Ni el capitalismo ni el socialismo dan oportunidades iguales.
No sé por qué digo fue, si todos sabemos que hay voces que no se callan, risas que no se olvidan, abrazos que duran eternamente...
(...) definitivamente la decisión será entre el hartazgo y un hilito de esperanza.
Quienes quieren explotar el Yasuní nos dicen que esta vez será diferente: que en esta ocasión sí se repartirá la riqueza... el paraíso a nuestros pies.
Asesinato, retumba en mi cabeza, lloro por jóvenes a quienes no conocí, no merecían morir: Agustín Intriago, fue alcalde de Manta, y Ariana Chancay, futoblista.
La alegría del primer momento se transformó en insomnio y en pesadilla... ¿Cómo funciona la mente de los ecuatorianos?
No sé si soy responsable de este desastre, no sé quién debería hacerse cargo de esta inmundicia ruidosa, caótica y fea.
Ni siquiera es falta de recursos: es falta de conciencia y exceso de ambición. Es sinvergüencería y estupidez.
No sé cuándo empezó este desencuentro entre Quito y yo. No sé si el cariño, la ilusión y esperanza que me inspiraba la ciudad se puedan recuperar.
Cuando uno cree que ya vio la peor ralea de políticos, cuando piensa que no es posible ser más impresentable, patán y mediocre, aparecen otros peores.
Y un día el mundo empezó a abrir las puertas y todos empezaron a salir, menos yo. Todos volvieron a vivir, menos yo.
No tengo una respuesta, solo una pregunta más, presidente Lasso: ¿le gustan los deportes extremos o le ganó la vanidad?
En estos tiempos que corren los ecuatorianos queremos que este barco/país lo “capitanee” alguien de armas tomar.
-A este país no lo quiere ni Dios, responden a coro el viento, la lluvia y el aire helado que nos perfora los huesos.
A los magos y magas fachosos y fachosas se les vieron las costuras, les quedó grande el puesto y gigantesca su ignorancia.