En teoría, permanecer tanto tiempo confinados dentro de nuestros hogares, tras la declaratoria de emergencia sanitaria por el COVID-19, debería ayudar al ahorro familiar. Las posibilidades de gasto bajaron al estar la mayoría de comercios cerrados y los consumos reducirse prácticamente a los de primera necesidad. No hay cines funcionando, ni bares, ni parques, los transportes interprovinciales y vuelos están suspendidos por ahora, cancelando vacaciones y más actividades turísticas, eso sin contar el estado de ánimo de las personas.