• La osteoartrosis es progresiva, sin cura, que afecta principalmente a las articulaciones de la rodilla y la cadera.
  • En Latinoamérica, la edad media de los pacientes es de 62.5 años y se ha evidenciado por estudios, una alta prevalencia en mujeres que llevan a cabo tareas del hogar.
  • Un tratamiento eficaz contra la osteoartrosis es la técnica de viscosuplementación, que consiste en inyectar derivados de ácido hialurónico en la articulación de la rodilla que ayudan a lubricarla y amortiguarla.

La osteoartrosis (OA) es una de las enfermedades más antiguas y comunes de los seres humanos. Cuando una persona la padece, el cartílago de las articulaciones se desgasta, causando dolor y rigidez. El sobrepeso, lesiones, debilidad muscular, daños en los nervios que suplen las zonas de las articulaciones e, incluso, factores hereditarios son algunas causas de la osteoartrosis.

Se estima que 350 millones de personas sufrirán de esta enfermedad en 2025 a nivel mundial. (1) Aunque la OA puede afectar cualquier articulación, ocurre más a menudo en las rodillas, caderas y columna vertebral, y tiene menor incidencia en las muñecas, codos o tobillos.

Juan Tejada, gerente médico de Sanofi, señala que es importante conocer la diferencia entre Artritis y Osteoartrosis.

“La primera se debe a una respuesta inmunológica del organismo que conlleva a que haya disfunción articular y la segunda obedece a un desgaste de la articulación, lo que provoca la aparición de dolor, rigidez, inflamación e hinchazón, enrojecimiento y disminución del líquido sinovial dentro de la articulación afectada”.

Algunos factores como la obesidad, por ejemplo, incrementan el riesgo de OA en la rodilla. Diversos estudios señalan que el peso corporal durante los años medios y tardíos parece ser el factor de mayor importancia en cuanto al riesgo de que una persona desarrolle OA de la rodilla, durante el periodo de ocho a 12 años antes de que aparezcan los síntomas. (2)

Las personas con debilidad en los músculos superiores del muslo también son más propensos a desarrollar OA de rodilla, en comparación con quienes no padecen esta condición. Otra de las causas asociadas a esta enfermedad son las lesiones. Un historial de lesiones significativas en la rodilla o cadera aumenta el riesgo de que se desarrolle OA en dichas articulaciones, como es el caso de los jugadores de fútbol y aquellos que deben subir y bajar constantemente gradas en sus áreas de trabajo. (3)

Los profesionales que cuidan de otros pacientes como los enfermeros y los asistentes ocupacionales también tienen mayor incidencia de padecer la enfermedad, ya que en muchas ocasiones necesitan levantar a los pacientes, cambiarlos de una cama a otra, ayudarles con el aseo y asistirlos para moverse. Estos profesionales sanitarios se ven obligados a cargar con el peso de sus pacientes y esto, a largo plazo, puede acarrear lesiones de rodilla, que si no se tratan pueden derivar en OA. (4)

La tasa de relación de incidencia de la enfermedad es de un varón por cada 4.8 mujeres. Alrededor del 80% de los enfermos tiene más de 65 años y se presume que el 50% de ellos tendrán evidencias radiográficas de enfermedad osteoarticular, con o sin síntomas. (5) Sin embargo, esta afección está dejando de ser una enfermedad relacionada con el adulto mayor ya que la incidencia en pacientes jóvenes (35-44 años) ha aumentado cuatro veces desde 1990 a la fecha, sobre todo debido a la obesidad y a las prácticas de deportes de alto impacto (correr, deportes extremos y actividad física de alto impacto como es el crossfit, entre otros). (6)

“Según la Arthritis Foundation, se estima que para el 2025 habrá un aumento del 16% de pacientes con este tipo de enfermedad, llegando a representar alrededor de 350 millones en todo el mundo. En costos anuales, esto representa gastos estimados en alrededor de 80 billones de dólares”, enfatiza el gerente médico de Sanofi, Juan Tejada.

Para diagnosticar la enfermedad se requiere de un examen físico basado en el historial clínico del paciente, pero también se pueden utilizar radiografías que ayudan a confirmar el diagnóstico y a determinar la magnitud del daño sufrido por las articulaciones. Un buen programa de tratamiento puede ayudarle al paciente a disminuir el dolor y la rigidez de las articulaciones, mejorar el movimiento de las mismas y aumentar su capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas.

Entre las opciones de tratamiento destacan el control del peso mediante dietas, programas de ejercicio estructurado, tipo fortalecimiento y/o entrenamiento Cardio Balanceado o Ejercicios de Mente-Cuerpo como Tai Chi o Yoga. También se utilizan dispositivos de asistencia como soportes y férulas, terapia física y ocupacional, medicamentos como analgésicos que ayuden a aliviar el dolor, diversos anti-inflamatorios y suplementos nutricionales como el colágeno hidrolizado, sobre todo en etapas tempranas de la enfermedad. (7) Además existen técnicas aprobadas por guías internacionales que consisten en la colocación de derivados de ácido hialurónico a nivel de la articulación de la rodilla, técnica que debe ser ejecutada por personal de salud entrenado.

El ácido hialurónico se encuentra en estado natural en el líquido de las articulaciones y ayuda a lubricar y amortiguar las mismas. En las personas que sufren de OA de la rodilla, la inflamación hace que el hialuronato se desgaste. (8) Finalmente, la cirugía podría ser útil si existen grandes daños en las articulaciones, dolor persistente en las mismas y discapacidad debido a la limitación del movimiento articular. (9)

REFERENCIAS