La muerte de Lisbeth Baquerizo y su investigación parecen sacadas del guion de una película de suspenso e intriga, pues cada día más delitos se suman a la trama para supuestamente tratar de encubrir el femicidio ocurrido en Puerto Azul.

La Policía confirmó que el miércoles recibió recién las boletas de detención contra los suegros de la fallecida, uno de sus cuñados y un funcionario de la funeraria involucrado.

Cuando los uniformados de la Policía allanaron una casa en la ciudadela Sauces (norte de Guayaquil), la funeraria (en el suroeste) y la casa en la urbanización Puerto Azul (vía a la costa) no había nadie, pues alguien les habría advertido.

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Tres causas se investigan tras la confusa muerte de Lisbeth Baquerizo en la vía a la costa

La Fiscalía investiga ahora una fuga de la información y una funcionaria estaría involucrada en ese tema.
La tarde del viernes anterior, a la mujer se le incautaron sus equipos electrónicos y celulares para investigar de qué forma habría informado a la familia de las boletas.

Por su parte, la familia de Lisbeth exige también que cambien al fiscal del caso, Luis Machado, a quien señalan por no detener a los involucrados antes, pues la muerte de la mujer de 30 años se dio el 21 de diciembre y Machado fue asignado al caso el 23.

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Virginia Muñoz, madre de Lisbeth, menciona que la tarde del 29 de diciembre recién se emitió la orden de detención para Luis H., el esposo de su hija, justo horas después de que supuestamente saliera del país con destino a Bogotá.

Luis H. se había escapado de la Policía el 22 de diciembre, cuando llegaron con el carro de Medicina Legal a la sala de velación para llevarse el cuerpo de Liss —como llamaban afectuosamente a Lisbeth Baquerizo— y hacerle la autopsia.

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“Cuando los policías le pidieron que los acompañara para que rinda su versión, salió corriendo. Fue como la escena de una película de acción: se saltó por la baranda y con el hermano (quien conducía) se metieron al carro; el policía se identificó y ya antes había hablado con el hermano y no les importó. Le lanzaron el carro y como araña el policía pasó por encima del capó”, relata la madre de la fallecida.

Ella exige que se revisen las cámaras de seguridad de la sala de velación de la Junta de Beneficencia para demostrar cómo la familia lo ayudó a escapar. La familia de Luis H. acudió a la Fiscalía a dar su versión el martes, la pregunta de todos era por qué no se los detuvo entonces.

La entidad se defiende mostrando la solicitud que el fiscal hizo el lunes. Los jueces recién emitieron la orden de detención el miércoles.

El fiscal Machado asegura que este caso ha tenido varias trabas. En declaraciones al noticiero de TC Televisión dijo que los videos de la urbanización habían sido supuestamente borrados.

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Pero la familia de Lisbeth no se rinde. Piden que quienes hayan visto a su yerno ese día (21 de diciembre) lo delaten. Claman por justicia. Y precisamente el viernes un trabajador de uno de los locales de la familia prófuga dio su versión.

Se trata de un hombre que a bordo de una moto habría llevado a Luis H. a Puerto Azul la tarde del femicidio.
El trabajador fue interrogado para crear una línea de tiempo de las actividades del supuesto femicida. Ahí, afuera de la oficina del fiscal, estaban los padres de Liss, como cada día.

“De lunes a viernes somos fuertes, andamos por la Fiscalía y la Policía haciendo trámites, pero no queremos que llegue el fin de semana porque ya no hay trámites y nos toca lidiar con el dolor como familia”, cuenta Mario Baquerizo, padre de Liss, quien muestra fotos y videos de su hija.

Ella era una ingeniera comercial que trabajaba en el área de importaciones de una empresa, y quien junto con su madre, estilista, sacó adelante un emprendimiento.

Vendían por redes sociales productos desarrollados por Virginia, para el cabello y el cutis. “Mi hija era mi modelo; fue hija única hasta los 18 años, cuando nació su hermana que hoy tiene 12”, relata la madre.

Agrega que su hija menor tuvo leucemia y ahora está en remisión. La niña está con ayuda psicológica para superar la pérdida y no desestabilizarse. Liss se iba a casar en 2013, pero a los pocos días diagnosticaron el cáncer a su hermana, por lo que pospuso sus planes de boda con Luis H., a quien Virginia describe como un caballero.

Al menos así se mostró hasta el día en que su hija murió.

“Me llamó mucho la atención que no derramó ni una lágrima, nunca se acercó al féretro. Me entraron más dudas cuando la velábamos y se le empezó a notar un moretón en el rostro (maquillado) a mi hija. Le pedí una señal a Dios y una amiga suya se me acercó en el velorio y me contó que Lisbeth tenía problemas en su matrimonio. Aparentemente él tenía otra, mi hija lo había descubierto y lo iba a dejar. En ese momento entendí que me la habían matado y corrí a la Fiscalía”, manifiesta Virginia.

Y asegura que la prueba de luminol (para descubrir sangre y otros fluidos) reveló que su hija fue asesinada entre la sala y el comedor de la casa que alquilaba con su esposo en Puerto Azul, la misma urbanización donde vivía toda la familia del sospechoso.

De la información que ha conseguido de los policías, ella presume que su hija fue bañada ahí mismo y que luego la arrastraron al pie de la escalera y le echaron sangre encima.

Bajo una alfombra Virginia asegura que se encontraron rastros de sangre en las uniones de las cerámicas. Además muestra una foto del cuerpo de su hija, que les ayudó a descubrir una inconsistencia.

“Liss tenía sangre sobre el brazo izquierdo, pero ahí no tenía heridas, solo debía haber sangre en el piso si hubiera muerto por un golpe en la cabeza. A ella la cambiaron de lugar y la sangre que habían recogido se la echaron encima”, refiere la madre.

La familia de Lisbeth ha sido contactada durante la última semana por varias cadenas internacionales por la connotación del caso en el que hay cuatro investigaciones: femicidio, fraude procesal (complicidad), intento de homicidio (al policía atropellado) y ahora la fuga de información en la Fiscalía. Por ahora hay cinco prófugos y un detenido. (I)