La transición en la curia, en Clemente Ballén y Chimborazo, es notoria. Monseñor Antonio Arregui, arzobispo saliente de Guayaquil, dejó la casa arzobispal el miércoles para que en ella se ‘asiente’ su relevo, Luis Cabrera, quien llegó ese día a la urbe y se posesionará mañana, en un acto en la Catedral.

“He dormido en silencio. Suele despertarme a medianoche una que otra alarma de algún carro”, bromeó Arregui, refiriéndose a que pasó la noche en la casa sacerdotal de la parroquia María Madre de la Iglesia, de Los Ceibos, alejado del ruido del centro, donde vivió durante sus trece años de arzobispado.

Monseñor Arregui llegó ayer a la curia, pasadas las 09:00, conduciendo su vehículo. Se estacionó afuera, por el lado de Chimborazo, y caminó hacia la calle 10 de Agosto, al edificio de Promoción Humana, para finiquitar unas cosas pendientes y “no dejar cabos sueltos” a quien será su sucesor, mañana.

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Con mucha cautela uno de los colaboradores, que reconoció el carro, dejó sobre el parabrisas un papel con la frase “Gracias, monseñor Antonio, siempre lo recordaremos”.

Poco después de las 08:00, en cambio, monseñor Luis Cabrera ya estaba en el despacho arzobispal. Y aunque no confirmó si había amanecido en la sede de la curia, refirió: “Vine a dejar lo estrictamente necesario. De hecho, yo ya vendré a vivir aquí a partir del sábado, una vez que me posesione, entonces, ahora estoy aquí de huésped”.

Durante la mañana su actividad fue reservada. Pero trascendió que Flower Bastidas, conductor arzobispal, ya estaba a órdenes de él.

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Antes de las 11:00, monseñor Arregui entró a la curia y conversó brevemente con periodistas que lo abordaron.

Contó que permanecerá en la casa sacerdotal de la parroquia de Los Ceibos y detalló que saldría con Cabrera a la Junta de Beneficencia para hablar sobre unos proyectos que la Iglesia tiene con esa institución.

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Luego, dijo sonriente: “Nos vamos a almorzar a mi nueva casa de Los Ceibos”.

Arregui mencionó que su salida del arzobispado (renunció el año pasado luego de cumplir 75 años) no significa una despedida de la feligresía guayaquileña, pues espera seguir en contacto con la gente.

Posteriormente salió monseñor Cabrera, quien dijo que en la tarde se reuniría con los obispos auxiliares de la urbe y vicarios episcopales.

“Para ir enterándome de cómo es la vida, cómo se administra tanto esa dimensión pastoral como otras que tienen que ver con obras materiales”, expresó el arzobispo entrante.

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Hoy, a las 20:00, Cabrera tendrá un coctel en la Unidad Educativa San José, de la Sociedad de Beneficencia de Señoras de Guayaquil. (I)

Los recuerdos no me los llevo, los sigo cultivando, es decir, yo espero seguir en contacto con la feligresía guayaquileña, de espíritu muy generoso, solidario.Antonio Arregui, arzobispo saliente