¡Ya viene, ya viene!, exclamó ayer un hombre mientras entraba presuroso a la Catedral de Guayaquil. Enseguida, decenas de católicos que copaban el céntrico templo dirigieron la mirada hacia la puerta principal. Eran las 10:07 cuando monseñor Antonio Arregui, arzobispo saliente de Guayaquil, fue recibido con aplausos, pancartas y una que otra ovación.

Eran las expresiones de cariño de la feligresía que lo despedía y agradecía por su labor pastoral de trece años al frente de la Arquidiócesis de Guayaquil.

Josefina Plúas decía que no iba a perderse la última misa de monseñor Arregui. Luis Cabrera, todavía arzobispo de Cuenca, empezará funciones el 5 de diciembre próximo.

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Como parte de su último acto litúrgico, monseñor Arregui ofició la misa de ordenación de seis diáconos y dos sacerdotes: Carlos Muñoz Cedeño y Darío Benavides Cedeño.

Las familias de los ocho jóvenes, como parte de la ceremonia, les coloraron la indumentaria religiosa.

Durante la homilía, que duró dos horas y media, monseñor Arregui hizo una analogía entre la misión de los sacerdotes y el trabajo de un agricultor, al referirse a que los curas deben labrar el terreno, sembrar y sacar la hierba mala para cosechar la fe en cada cristiano.

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Con pancartas, grupos de diferentes parroquias eclesiásticas, como San Eduardo y Nuestra Señora de la Alborada, y de cantones como Nuestra Señora de Fátima, de El Empalme, plasmaron mensajes de gratitud por el trabajo de Arregui como peregrino y guía de la comunidad católica.

Tres representantes de la Iglesia y de la comunidad, como monseñor Iván Minda y Carlos Salcedo, destacaron el liderazgo y las enseñanzas que ha dejado el cuarto arzobispo de Guayaquil.

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Ellos le agradecieron la labor de Arregui en obras que impulsó durante su gestión, como el Banco de Alimentos Diakonía, la red de dispensarios de salud Redima, la red educativa de colegios católicos, entre otras obras. Cada mención fue aplaudida con fervor.

Al término de la misa, el alcalde Jaime Nebot, la vicealcaldesa Doménica Tabacchi y Gloria Gallardo, presidenta de la empresa municipal de turismo, ingresaron a la Catedral para acompañar a monseñor Arregui a la verbena de despedida organizada por el Cabildo.

Afuera del templo, los feligreses le pidieron la bendición y se fotografiaron con él.

Hoy en la tarde, monseñor Arregui preside la procesión de Cristo Rey, en el centro. Al dejar su cargo, seguirá su labor pastoral en alguna parroquia. (I)

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Gracias por todo su cariño, por todas las manifestaciones de afecto que han tenido siempre y que ahora toman este tono por (...) una renovación en la Arquidiócesis”.Monseñor Antonio Arregui, Arzobispo saliente de Guayaquil