Rocío Cabezas tiene 24 años y se mantiene sonriente. Cada vez que llega un carro a la gasolinera trata de mantener ese semblante alegre para que el usuario sienta que recibe un buen servicio.
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El despacho de combustible y la atención en tiendas de conveniencia son plazas que ocupan.
Rocío Cabezas tiene 24 años y se mantiene sonriente. Cada vez que llega un carro a la gasolinera trata de mantener ese semblante alegre para que el usuario sienta que recibe un buen servicio.
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