A los 88 años de edad, la madrugada de ayer falleció el empresario guayaquileño José Alfredo Antón Díaz, fundador de la empresa Plásticos Industriales C.A. (PICA).

Don Pepe, como lo conocían sus allegados, fue un industrial innovador, que forjó su carrera desde joven, cuando comenzó a fabricar cubetas para hielo en un pequeño local en el centro de Guayaquil, donde empleó a seis personas.

Era la década del sesenta y la industria plástica apenas tomaba forma en la urbe. Pero él vio allí una oportunidad de crecimiento. Con el paso de los años y la incorporación tecnológica, su empresa se fue desarrollando hasta posicionarse como una de las 250 más grandes del Ecuador. Pica ofrece más de 6.000 productos al mercado que incluyen calzado, juguetes, y artículos de plástico para el hogar y la industria.

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En los últimos años, la industria invirtió en moldes y maquinaria para nuevos productos que introdujo al mercado.

Antón Díaz también estuvo ligado a la industria hotelera y al sector comercial.

Dixi Romero, asistente de Presidencia de Pica, lo recuerda como un hombre alegre, receptivo y atento.

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“Siempre fue una persona de mente muy emprendedora”, recuerda.

En el 2004 fue nombrado como el Mejor Industrial por la Cámara de Industrias de Guayaquil y siete años después, cuando su compañía cumplió 50 años, su trayectoria fue reconocida.

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Allí, empresarios y colaboradores destacaron su capacidad de visionario, de un empresario que le gustaba trabajar desde temprano.

“Él siempre fue un hombre trabajador, siempre lo hemos sentido como un padre para nosotros, noble. Esas fueron las cosas que siempre nos transmitió, el concepto de familia, él era muy dado a su familia y con muchísimos valores”, menciona su yerno Roberto Hanze Salem.

José Antón Díaz, quien en los últimos meses se alejó paulatinamente de sus negocios y permaneció bajo tratamiento médico, estuvo casado con Violeta Bucaram de Antón, con quien formó un hogar y procreó cuatro hijos: María Elena Antón de Hanze, José Antón Bucaram, Jeannet Antón de Hanze y Patricia Antón de Himmel. Ellos siguen el legado empresarial.