Hace 36 años murió y continúa vivo. Todo comenzó el 1 de octubre de 1935, cuando Julio Alfredo Jaramillo Laurido nació en Guayaquil. Nadie imaginaba que había nacido el cantante que interpretaría los amores, desamores y alegrías del pueblo hispano.

Aunque murió el 9 de febrero de 1978, su voz, canciones y anécdotas viven en numerosos países donde es ídolo. Pero antes de 1955, cuando alcanzó fama con el vals Fatalidad y el pasillo Náufrago de amor, el otro tema del disco, y después reconocimiento internacional con Nuestro Juramento, el joven JJ cantaba en programas radiales para aficionados.

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Se ganaba unos sucres ofreciendo serenatas en La Lagartera –Lorenzo de Garaycoa y Colón–. Cantaba en el bar La Mamita –Machala entre Luque y Aguirre–. Y se presentaba en pueblos cercanos donde hoy es recordado como una leyenda.

A partir del 2008, entrevistando a cantantes y músicos, estos me dieron señas de primera mano del joven JJ.

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El cantante y compositor guayaquileño Carlos Rubira Infante cuenta que Julio Jaramillo tenía 14 años cuando iba a su casa –Huancavilca entre Cacique Álvarez y Coronel– para que le enseñara algunas canciones: “Julio cuando nació –cree Rubira– en lugar de llorar, salió cantando. Tenía una voz privilegiada, muy noble, muy grande la voz”.

Rubira Infante, de 92 años, recuerda que después formaron un trío y se presentaban en Guayaquil y pueblos cercanos: “Con Gonzalo Vera Santos nos fuimos a pasear por Samborondón y cantamos en trío. Eso no lo dice nadie en la historia. Son pocos los que conocen la historia completa de Jaramillo”.

En sus inicios, Jaramillo fue vocalista de un conjunto de cuerdas, que dirigía Holger Peluquín Jara, y que tocaba en el cabaret Puerto Rico –Boyacá y Piedrahíta–, luego cuando ganó fama, el combo se transformó en Julio Jaramillo y su conjunto. La primera gira fue en Machala, donde cayeron presos por pelear en un salón.

Comenta el arquitecto Alfredo Enderica –uno de los mayores coleccionistas de las canciones grabadas por JJ y conocedor de la vida del cantante–: “Al final de su vida Julio Jaramillo fue un tipo elegantísimo, pero en las primeras fotografías aparece mal trajeado. Por ejemplo, en sus inicios cuando cantaba Nuestro Juramento tenía dientes de oro por aquella antigua moda de presumir poder. Y a pesar de que fue un irresponsable con su vida personal, tenemos que valorarlo como un artista único”.

Irma Aráuz recuerda que antes de ser reconocida como la Dama del Pasillo, ella acudía a los shows de su hermana, Mery Aráuz. Después, cuando empezó a cantar junto a Julio Jaramillo, el fonomímico Ping Pong y las bailarinas Blanca Garzón –compañera sentimental de JJ– y Lotty Velásquez conformaban una compañía artística que emprendía giras fuera de Guayaquil.

“Todas las semanas viajábamos y nos presentábamos en Daule, Yaguachi, Naranjal y otros pueblos. Esas giras son un honor y orgullo que llevo en mi corazón, expresa.

También evocó que JJ siempre le decía que cuando él muera quería ser despedido con el pasillo Carnaval de la Vida y bromeando le pedía que durante su velorio, ella se acercara a su tumba y le guiñara el ojo. Por eso, Irma Aráuz no tuvo valor de verlo dentro del ataúd.

Por mi parte, no olvido que ese 9 de febrero de 1978, junto a mi amor de esa época, fuimos a tomar unas cervezas a la tienda de doña Julita, quien era fanática de JJ. Esa noche caía una llovizna finísima. Cada gota era una espina que te hería. Doña Julita nos recibió con lágrimas y nos comunicó: En la radio acaban de decir que Julio Jaramillo ha muerto.

Esa fue la noche más triste de Guayaquil. En todas las emisoras sonaba la fatal noticia y las canciones de JJ se repitieron hasta el amanecer.

Me decía: No grites. Siempre ten en cuenta lo que cantas para poder sentir, si tú no comprendes la letra, no puedes interpretarla con sentimiento. Eso se me grabó tanto”.Irma Aráuz Cantante