Una pareja de turistas suizos caminaba por el Malecón guayaquileño de 1980, entonces poblado de árboles frondosos y escenario de algunos paseantes, vendedores y uno que otro arranchador. Los extranjeros llegaron a la Torre Morisca, en cuya cúpula está el Reloj Público. La fotografiaron y como, por su verdor, les llamó la atención la isla Santay, también quisieron hacer unas gráficas. El sitio ideal era la torre del reloj.