<strong>Los concurridos cangrejales</strong>Aunque los vecinos de esta ciudad son conocidos por ser grandes consumidores de mariscos, especialmente del cangrejo, solo fue hasta unos pocos lustros cuando se multiplicaron los sitios de expendio del crustáceo, preparado en diversas recetas.Antes, uno que otro vendedor ambulante llevaba sobre su cabeza un charol repleto de cangrejos cocinados. Si algún parroquiano atendía su pregón, el expendedor improvisaba el puesto y le facilitaba un extremo de su charol y un pedazo de madera o una piedra de moler para que rompiera el caparazón del animal y lo disfrute, aderezado con ají y salsa.También marcaron época y fueron de obligada visita los locales de la calle Alcedo, de Seis de Marzo a Pedro Moncayo, y sus alrededores. Al sur de la ciudad surgió El Cangrejo Criollo, que consta en la lista de los establecimientos pioneros en ofrecer los cangrejos de manera más completa y llamativa.Al paso de los años el consumo del crustáceo se ha generalizado aún más en la metrópoli, gracias a las recetas y platos de amas de casa, profesionales de la cocina nacional e internacional, e incluso el aporte de los medios de comunicación. Ahora los residentes y visitantes de la metrópoli ya no solo se deleitan con el cangrejo criollo, los carapachos rellenos y el arroz con cangrejo, sino de una larga lista de platillos.Decenas de locales forman el paisaje urbano y la tradición del puerto principal; se los visita en cualquier época del año, menos cuando el crustáceo se encuentra en veda. Para testimoniar la popularidad de los cangrejales, recordemos los de Los Ríos y Alcedo, Los Ríos y Ayacucho, Gómez Rendón y Villavicencio, avenida Quito, de Luque a Vélez, los de las ciudadelas Miraflores, Alborada, Atarazana, etcétera, con simpáticos nombres que atraen a cualquiera.<strong>Germán Arteta Vargas</strong><em>¡La chispa se hizo luz, cadena rota, / y el cielo indefinido fue patriota / hoguera de ese Octubre que prendiera.</em><em>Néstor Campuzano Mendoza, guayaquileño</em>