Una garza blanca como la nieve contrastaba, el martes pasado, con las aguas negras, llenas de basura y putrefactas de un ramal del estero Salado, en el sector de Mapasingue este, al pie de la manzana 401, detrás de una industria pesquera en la vía a Daule, al norte de la urbe.

Bajaba su pico y bebía ingenua el agua de ese tramo del estuario, hasta donde llegan por tuberías informales los desechos líquidos que se producen en las viviendas de los moradores, pero también hasta donde llegan los residuos de las operaciones de varias industrias.

“No tenemos alcantarillado, pero pagamos impuestos. Todo va a la zanja y no es conveniente, porque esta zanja va al estero, esos tubos son de aguas servidas”, se queja Flérida Figueroa, vecina de la zona.

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Los representantes de algunas industrias en el sector prefirieron no dar declaraciones sobre esta problemática. El martes pasado, solo Industrias Lácteas Toni mostró el procedimiento ambiental con el que tratan sus desechos residuales.

A criterio de cinco ambientalistas consultados por este Diario, las descargas de residuos constituyen el mayor obstáculo para la recuperación del estuario, símbolo de Guayaquil.

Hace unos quince años, el estudio del consorcio alemán Lamheyer Cimentaciones concluyó que el 65% de la contaminación del estero provenía de los residuos domésticos y el 35% de los lodos industriales. Lamheyer recomendó que se intercepten las aguas negras y que se las conecte al alcantarillado sanitario para que desfoguen en el río Guayas o en afluentes como el Daule.

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También aconsejó que se evacue a las familias, unas 8 mil, que han invadido las riberas. Sobre esto, el Gobierno cumple desde el 2011, dentro del proyecto Guayaquil Ecológico, un plan de reubicación de viviendas asentadas junto al estero. Hasta fines de año se tenía previsto reubicar a tres mil familias. No obstante, el presidente Rafael Correa anunció que la cifra aumentará a 3.580 evacuados hasta el 2013.

Aunque se muestran de acuerdo con las reubicaciones, varios expertos ambientalistas creen que no es lo medular para la recuperación del Salado.

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“Evacuar a la gente de las riberas de alguna manera ayuda, pero no es el punto principal”, dice Eric Horstman, director de Probosque, al recalcar que las descargas de aguas negras contaminan todos los ramales del Estero, mientras que las invasiones son un problema localizado en las riberas.

El documentalista ambiental, Óscar Ugarte coincide en este aspecto: “La basura es un problema grave, pero no es decidor. El tema madre, angular, son las descargas industriales, que no están suficientemente controladas, hay pocas industrias responsables”.

El Ministerio del Ambiente, vinculado en el plan Guayaquil Ecológico, resaltó que ambos problemas, las invasiones como las aguas negras, impiden la recuperación del cuerpo de agua, y afecta al ecosistema. “Oficialmente todos los predios deberían estar conectados al sistema de alcantarillado sanitario”.

En un comunicado, el gerente general de Emapag, José Luis Santos, defendió la gestión de la concesionaria de agua potable y alcantarillado (Interagua), y aseguró que contribuyen al rescate del Estero.

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“Antes de nuestra intervención, al estero se descargaban las aguas negras de la inmensa mayoría de Guasmos, toda la isla Trinitaria, parte de las parroquias Febres Cordero, Letamendi y Urdaneta, y parte de la Tarqui. Ahora eso no ocurre”.

En Mapasingue este, donde vive Flérida, se iniciarían las obras de alcantarillado este año, según Emapag.

Hasta ayer, el director de Ambiente del Municipio, Bolívar Coloma, no respondió un cuestionario enviado sobre esta problemática la semana pasada.

Es más fácil reubicar gente pobre que enfrentar el tema mayor de descargas de la ciudad, porque eso amerita, si se toma en serio el asunto, algunas sanciones fuertes”.Eric Horstman, Probosque

Tanto las empresas como los domicilios contaminan el Estero, a través de descargas de efluentes. Todos los predios deberían estar conectados a la red de alcantarillado sanitario”.Ministerio del Ambiente