Los amaneceres en el Batallón del Suburbio no son los mismos desde hace unos meses. Es más, a inicios del próximo año cambiarán rotundamente. Hoy, ya no se escucha a primeras horas del día el trote que emprendían los militares mientras recorrían las calles aledañas. Sus cánticos de guerra tampoco son muy audibles. La calma es evidente en los exteriores de cuartel.