Un largo camino de cemento conduce a un altar de madera dentro de la capilla San Mateo Apóstol, de Sauces IV. Por este pedazo de concreto, cientos de moradores de este sector caminan cada fin de semana para participar de las celebraciones eucarísticas.

“Esta iglesia se sustenta de donaciones. Cada una de las cosas que vemos aquí son dadas por los vecinos y otras parroquias. Es la única que hay cerca del sector”, explica Luisa Plúas, encargada del templo.

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Detrás del mercado de Sauces IV, esta capilla de madera sobresale entre este centro de víveres y los bloques de Sauces IV. Lo que por muchos años se utilizó como una cancha, poco a poco se fue transformando en un espacio para la práctica religiosa.

“Al principio poníamos una mesa y varias sillas para recibir misa. El padre Ricardo Lazo dijo en una misa que las personas que vivían en este sector buscáramos un espacio para poder celebrar misa. En 1986 comenzaron las invasiones y no quisieron que hubiera un sacerdote”, recuerda Luisa.

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Luego de reunir $ 4.000 a través de rifas y otras actividades, en el 2006 lograron construir esta capillaa de 8 m de ancho y 13 m de largo. “En laurel hicieron todo. Solo colocaron las paredes. Es fresca la iglesia. La mayoría de las cosas son donadas. Las bancas vinieron de la iglesia Santa Isabel, otras se las mandó a hacer. Aquí las personas colaboran en lo que se pida. La labor de los párrocos de Santa Isabel ha sido de gran ayuda”, indica Lucía, quien todas las tardes se encarga de limpiar el templo.

Cada sábado por la tarde, en San Mateo Apóstol preparan para recibir los sacramentos más de 90 niños y jóvenes. Además aprovechan la oportunidad para continuar con la venta de comida para recaudar más fondos.

Con el aumento de feligreses, los responsables de la parroquia se plantearon un nuevo reto. Ahora piensan construir un templo de concreto con mayor capacidad y aprovechar el espacio que no se utiliza en este sector.

“Tenemos pensado recaudar en total $ 150.000. La nueva iglesia tendrá más de 20 m² de largo, para eso tenemos que tener un fondo seguro. A fin de año esperamos comenzar con la construcción”, manifiesta.

Pese a que aún no cuentan con diseño final, los feligreses ven con optimismo este cambio.

“Nos sentimos bien con la iglesia, pero queremos algo mejor. Siempre lo vimos como algo provisional. Los domingos ya quedó pequeña nuestra iglesia porque la gente debe estar hasta afuera escuchando la misa. Queremos algo mejor”, comenta Flor Vera, moradora del sector.