Guillermo del Toro lo vuelve a hacer y suma otro ‘monstruo’ a su lista, y esta vez con uno de sus favoritos y que deseaba representar en pantalla desde hace algunas décadas: el de la novela gótica Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley.

El propio Del Toro ha dicho que dos historias que lo marcaron fueron Pinocho y Frankenstein. Ya en el 2022 se sacó una espinita con la primera con una versión animada en stop motion para Netflix, elogiada, y ahora en la misma plataforma se sacó la otra que le faltaba.

En su Frankenstein (2025) recoge partes principales de la novela de Shelley, pero la hace a su manera, lo que la termina convirtiendo en una historia ‘basada’ en sus personajes con varias libertades para contarla como él quería.

Publicidad

El Frankenstein del director Guillermo del Toro retoma para el streaming el libro de Mary Shelley y crea un filme sentimental y atractivo sobre una historia varias veces mostrada en el cine.

Le encargó el protagonismo al ya experimentado Oscar Isaac como Víctor Frankenstein y a la joven estrella en ascenso Jacob Elordi le otorgó ser “la criatura”, aquel ‘monstruo’ que nació entre diferentes partes de cadáveres y con la ayuda de la ciencia y el ingenio de su creador.

Respecto a lo técnico, siendo un trabajo de Del Toro y un gran equipo, es impecable. Desde el vestuario, con intención de no ser solo “de una época”, el predominio de los rojos y verdes, hasta los escenarios, como la torre, ideados con ese toque característico del director, le dan una estética visual singular.

El inicio es poderoso y les da estructura a las tres partes en que se divide, hasta llegar al mismo punto.

Publicidad

El Frankenstein de Isaac está absorto en cambiar la naturaleza tras el tormento que la muerte le ocasiona a temprana edad.

Oscar Isaac, Guillermo Del Toro y Jacob Elordi en el Festival de Venecia.

Esa obsesión por la pérdida más una promesa ‘mística’ y una ayuda millonaria lo llevaron a armar todo un proceso para lograr vencer a la muerte. En ese camino, el actor Christoph Waltz, como de costumbre, se mete en la piel de un personaje excéntrico (Henrich Harlander) que se vuelve pieza fundamental –no existe en el libro–. Mientras que otro personaje toma más espacio que en la novela: William Frankenstein (interpretado por Félix Kammerer), el hermano menor de Víctor. Y a partir de él aparece Elizabeth, que encarnada en Mia Goth obtiene ese extraño toque de dulzura lúgubre que marca la historia.

Publicidad

Esta nueva versión de Del Toro prefiere lo emocional y, según sus palabras, está centrada en los vínculos humanos, y es en verdad tan suya como todos los monstruos que tiene en su haber de filmes del género de terror/horror/misterio/ciencia ficción.

Isaac como Frankenstein y Elordi como la criatura cumplen, y muy bien. Y eso que Elordi se unió al equipo solo nueve semanas antes de empezar el rodaje, luego de que Andrew Garfield se bajara; para lograr su aspecto lo maquillaban por 10 horas.

El director vuelve a combinar de gran manera el miedo, el terror, el amor, la muerte, la vida, lo sobrenatural; vuelve a transmitir al espectador esa sensación de que puedes, de alguna manera o en algún punto de las dos horas y media que dura, identificarte con las sensaciones y sentimientos que viven los personajes.

Diría que me gustó más que su oscarizada La forma del agua, que pienso es muy buena, pero un poco sobrevalorada, pero solo un poco, ¿eh? Me recuerda más a una de sus cintas que no tuvieron el éxito esperado: El callejón de las almas perdidas (Nightmare Alley) de 2021.

Publicidad

En fin, Frankenstein es una obra que tal vez dé de qué hablar en la temporada de premios; pero, más allá de eso, un regalo para los que gustamos de las producciones basadas en este tipo de clásicos, porque además tiene un toque particular, muy “Del Toro”.

Su gran pecado: verla en streaming –tuvo estrenos limitados en el cine, como es costumbre para ser considerada una película de ese formato–.

No es para nada lo mismo ver una película de esta magnitud acostado en la cama o en un sofá en comparación con el ambiente que se vive en una sala de cine. Es el único pero que le pondría como un espectador. En el Festival de Venecia la vieron como se debía, en un teatro. Tuvo 13 minutos de ovación.

Versiones destacadas de ‘Frankenstein’

Boris Karloff, como la criatura (1931).

Mucho tiempo ha pasado desde la primera vez que se filmó esta historia, en un corto mudo de 1910 producido por Edison Studios y dirigido por J. Searle Dawley. Y luego en el Frankenstein de 1931 llegó el sello más conocido del monstruo en el siglo XX, con cabeza cuadrada y tornillos en el cuello. El encargado de darle vida fue el icónico actor Boris Karloff. Luego, en 1957 Peter Cushing y Christopher Lee, como Frankenstein y la criatura, fueron los primeros en ponerles color a los personajes. Cuando los británicos tuvieron su “era Hammer” del terror.

'El joven Frankenstein', de 1974.

En 1974 volvería al blanco y negro con mi favorita: El joven Frankestein, una parodia que recuperaba la estética de la primera película. En esta aún divertida cinta, Gene Wilder (Frankenstein) y Peter Boyle (la criatura), dirigidos por Mel Brooks, le daban al mundo un clásico de la comedia.

En los 90 quisieron retomar la historia con más fidelidad al libro y con un gran actor: Robert De Niro, como la criatura, acompañado por Kennet Branagh como Víctor –por cierto, Elizabeth era Helena Bonham-Carter–. Tuvo críticas divididas y creo que no se la recuerda tanto, aunque a mí me gustó cuando la vi de niño, especialmente por De Niro y su vengativo monstruo. (O)