Si fortuna es lo que se desea para el 2019, el color amarillo se debe elegir. Si en su lugar es la suerte, mejor optar por el verde; pero si es el amor, el rojo es la opción. Estas son algunas de las cábalas que en el país se practican y que están representadas en muñecos de 18 centímetros conocidos como minigotes.

En el 2012, Paúl Méndez y Cristina Pozo pensaron en una alternativa que mantenga la tradición de estas fechas y que sea menos perjudicial para el ambiente. “Se nos ocurre hacer los años viejos más pequeños, prácticos, que los puedan llevar a cualquier lado”, dice Méndez.

Es así como entre las opciones se puede encontrar parodias de personajes de la política nacional como el Mini Loco, Mini Lucio, Mini Mashi o también el Mini Tricolor, que simboliza a la selección ecuatoriana. Del mismo modo se encuentran a disposición los minigotes de los buenos augurios (amor, suerte fortuna, salud y trabajo).

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Cada uno viene en un empaque, que además incluye un ‘magic polvo’ (un sobre con sahumerio, sándalo y eucalipto) y una lista de deseos que deberán ser completados por su propietario.

El emprendedor señala que son alrededor de 35 personas las que directa o indirectamente trabajan en la elaboración de los muñecos. “Dedican su tiempo y su esfuerzo para hacer este producto de mejor calidad y lo puedan compartir con su familia (...), queremos que este proyecto ayude en la economía de otras personas”.

Desde mayo se ponen manos a la obra buscando materiales reciclables y contactando a las familias que trabajarán en la confección de los muñecos que rememoran a los clásicos monigotes, que eran engalanados con ropa vieja y rellenos de aserrín. La buena noticia es que estos minigotes llevan por dentro bagazo de caña de azúcar, elemento amigable con el ecosistema.

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Las caretas son como las tradicionales, pintadas a mano y con papel reciclado, pero bajo un diseño que nace de la creatividad de Méndez y Cristina Pozo. “Mucha gente no lo quema, sino que decide coleccionarlo (...), tenemos coleccionistas de todas las ciudades”, agrega el joven quiteño. En su empaque puede leerse la frase “Colecciónalo o quémalo”. El precio de cada uno va desde los $ 8,95.

Esta iniciativa permite hacer una pausa reflexiva sobre el impacto ambiental que causan monigotes de gran dimensión, ofreciendo en su lugar miniaturas que rescatan la tradición ecuatoriana de una manera ecológica. (I)