Son cuatro guayacanes con flores amarillas que iluminan las esquinas en las calles Pedro Pablo Gómez y avenida Machala, en el centro. Allí, transeúntes, conductores y residentes se muestran alegres y hasta se fotografían con los coloridos árboles que sorprendieron hace unos días con su florecimiento de forma abundante.

Andrea Fiallos, directora de la fundación La Iguana, explicó que este tipo de guayacán no es el mismo de los bosques tropicales del Ecuador.

“El guayacán que vemos en las calles es del tipo tabebuia aurea, es un árbol caribeño, nativo de Surinam y es considerado el árbol nacional de Venezuela. No es del tipo tabebuia crhysantha que es propio del Ecuador y hay en zonas como Colimes, Mangahúrco, Loja, entre otros lugares del país”, explicó la experta.

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Ella añadió que en estas dos últimas semanas, Guayaquil se ha adornado con la belleza del florecimiento “adelantado” de esta y de otras especies.

Explicó que normalmente el florecimiento se da a inicios de diciembre debido al cambio de estación, pero que por el calentamiento global el clima ha variado y ha ocasionado aquel adelanto.

“Se han adelantado exactamente un mes. Hay eventualidad del clima y eso afecta a la fenología, ese el término que se usa para el florecimiento de los árboles. Ellos florecen en diciembre con las primeras lloviznas”, comentó Fiallos.

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Lugares para ver el florecimiento de los guayacanes en Guayaquil

Este colorido paisaje se evidencia en calles como Rocafuerte, avenidas Francisco de Orellana, de las Américas, las principales del Guasmo sur, orejas viales en las avenidas Narcisa de Jesús y la Perimetral, entre otros sectores más de regeneración urbana.

Abel Pesantes, director de Áreas Verdes del Municipio, explicó que son más de 2.000 guayacanes amarillos y que esta exuberante floración fue una de las características para incluirlos en los diseños paisajísticos de la ciudad, a más que mejoran la calidad de vida con mayor oxigenación, captación de dióxido de carbono y regulador de temperatura

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Julián Pérez Correa, ecólogo y docente investigador de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), explicó que en ese adelanto del florecimiento también incide el constante riego que se da a los árboles y plantas en la urbe.

“En la época seca estos árboles pierden sus hojas. Están como adormitados, luego cuando es el cambio de estación, las plantas empiezan a activarse y florecen porque ya se acercan las lluvias. Es por eso que vemos que las plantas florecen desde Colimes hacia el sur porque la corriente de El Niño viene desde el norte, de Colombia”, explicó Pérez, quien agregó que se pueden también observar robles, fernán sánchez y otras especies.

Fiallos agregó que este tipo de guayacán se ha cultivado mucho en nuestro país y en otros países. “Es muy bonito y es un árbol bastante manejable, adaptable, ornamental. Tiene una bonita copa cuando lo posan correctamente”, dijo.

Añadió que entre las diferencias con el endémico se destaca el tiempo de crecimiento, el guayacán endémico demora unos quince años en crecer, mientras que el introducido es de cinco años, por lo que se lo ha utilizado como ornamental. “Demora en crecer porque es maderable, su madera es la mejor del mundo; en cambio, el urbano no”, detalló.

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Ella dijo que otra característica es el tallo, que el guayacán nuestro tiene la madera negra y el otro es más clara, que se ha oscurecido por el esmog de la ciudad. Otro punto para comparar son las flores, unas ovaladas y de otras formas.

En las calles se pueden ver alfombras amarillas de la caída de flores de los guayacanes urbanos en los últimos días. (I)