Mientras sus amigos jugaban con carros, Esteban Jácome lo hacía con las casitas de muñecas de sus hermanas, para rearmarlas y distribuir los espacios y los muebles. De ñiño su sueño era convertirse en arquitecto y crear una empresa para ofrecer sus servicios. Logró ambas metas y a sus 24 años ha realizado varios proyectos de vivienda en Samborondón.

Esteban nació en Quito, pero desde que tenía un año vive en Samborondón con sus padres, Esteban Jácome y Alexandra Vallejo. “Mi papá vino por trabajo, él trabaja en una empresa de vásculas de camión”, recuerda el joven arquitecto, quien entre las obras por ejecutar tiene una del colegio donde estudió parte de la primaria y toda la secundaria, y fue uno de los graduados de la primera promoción.

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“En la Unidad Educativa Monte Tabor Nazaret vamos a hacer una construcción de un área escolar, voy a hacer la fiscalización arquitectónica y el diseño interior. Se siente bien hacer un trabajo para el lugar donde estudié y ver cómo ha avanzado el colegio”, señala con una ligera sonrisa mientras los ojos color miel observan al alrededor.

La empresa de Esteban se llama EJ Arquitectura y está ubicada en el km 2,5 de la av. Samborondón y la creó cuando estudiaba arquitectura en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.

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“ Mi estudio de arquitectura lo fundé a los 22 años, lo fundé con un concepto distinto, porque empecé a diseñar diferente, me puse a analizar qué se propone como diseño y comencé a traer nuevas tendencias, en ese momento me di cuenta de que tenía que diseñar para mi propio estudio”, dice el joven arquitecto que ha realizado varios proyectos en la Isla Mocolí y además tiene un blog de arte de 200 páginas y ha pintado alrededor de 20 cuadros, porque la pintura es su hobbie.

Señala que su trabajo como arquitecto es personalizado y gran parte de sus diseños se basan en los que aspira el cliente.

“Yo vendo arquitectura con personalidad porque logro potenciar sus pensamientos, sus emociones, todo en una casa”, dice con entusiasmo mientras muestra una foto de la primera casa que construyó en el sector y de la que se enorgullece porque fue su primera obra y la hizo cuando aún no era profesional.

“Mi primer cliente fue un doctor que ya tenía un diseño que le habían diseñado dos arquitectos de alto prestigio, pero no le gustaba. El cliente se acercó a mí porque yo en la universidad había ganado un premio de la Cámara de Comercio Ecuatoriano-China. Él sabía que yo era estudiante y me pidió que le diseñe, pero me dijo: ‘Si no me gusta, no te pago’. Yo le respondí: ‘No tengo ningún problema, porque sí le va a gustar y me va a pagar’”.

“Para hacer el diseño analicé a fondo su personalidad, sus gustos, y vi que le gustaba el estilo toscano, entonces la casa se la diseñé con estilo toscano-contemporáneo, porque también me reuní con sus hijas y ellas querían algo más contemporáneo. El diseño le encantó y estuvo tan contento que me recomendó con otros doctores”, asegura Esteban, quien en su empresa trabaja con un equipo de diez personas, entre los que tiene profesionales y estudiantes.

Da oportunidades a los estudiantes porque él empezó en la arquitectura cuando era estudiante, dice. “Empecé haciendo pasantías, la primera la hice estando en el colegio, porque era parte de un programa educativo, fue la primera vez que me fui a obra”, recuerda.

Esteban, quien es soltero, pero espera casarse pronto con su novia, señala que no solo es un arquitecto que hace obras de lujo con costo de hasta dos millones de dólares, sino de todo costo. Acaba de diseñar una para un minimarket que se construirá en el Guasmo, y que es del papá de una empleada de su casa.

El arquitecto dice que le importa mucho la parte social y también que su trabajo sea responsable con el planeta. (F)