Solo quien se alimenta de la eucaristía puede tener una vida cristiana saludable y vigorosa. En cambio, quien no coma de su carne y no beba de su sangre comienza a desnutrirse espiritualmente, se debilita y enferma mortalmente”, dijo monseñor Francisco Javier Stegmeier, el obispo de Villarrica (Chile), según el portal www.aciprensa.com.