Con la ayuda de títeres, Marcela Valero, voluntaria de la Fundación Niños con Futuro, interactúa con los niños de primero de básica de la Unidad Educativa Felipe Costa von Buchwald, con el objetivo de que vayan aprendiendo sobre el valor de la humildad a través de una fábula.

En otra aula, con un grupo de niños de diez años, Diana Salazar, otra voluntaria, los anima a hablar sobre sus gustos y su personalidad ante sus compañeros, con el objetivo de fomentar su autoestima y seguridad, a la vez que trabajan en una buena dicción.

Esa labor que las voluntarias realizan todos los martes es parte de la dinámica de la educación en valores, que se lleva a cabo en esa unidad educativa regentada por la Fundación Niños con Futuro.

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Para el efecto, desde hace diez años, hacen uso de los 20 fascículos coleccionables sobre los valores humanos denominado El Libro de los Valores, que sacó EL UNIVERSO, en el 2003. Los fascículos incluyen fábulas, cuentos y relatos con la finalidad de invitar a la reflexión sobre la justicia, la tolerancia, la libertad, el respeto, la solidaridad, la responsabilidad, entre otras virtudes. También usan las cartillas sobre valores del Ministerio de Educación.

“Una persona no puede ser exitosa si no tiene sus valores bien afianzados; los valores la salvan”, dice Mireya de Fonseca, la rectora.

“El trabajo en valores lo hacemos todos los días, comienza con un diálogo de unos diez minutos con los 480 alumnos de primero de básica a tercero de bachillerato, antes de entrar a las aulas, para hablar sobre el valor del mes”, indica la rectora, quien añade que también se suele escoger un tema o noticia de coyuntura que conlleve alguna preocupación y se la asocia con un valor y su impacto en la sociedad para que los chicos opinen, y “también dentro de las aulas y con los psicólogos se trabajan los valores a través de sus proyectos de vida”.

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Con el ejemplo

La rectora resalta que el concepto de trabajar y vivir en valores no es escribirlos en el pizarrón ni se limita a leer una reseña, “sino que el profesor, los voluntarios y todo el personal del colegio sean un ejemplo vivo del valor que quieren inculcar”.

Además de los contenidos académicos, dice la rectora: “Aquí educamos en valores, en el apego a la familia y en espiritualidad, por eso aquí vivimos en un ambiente de armonía, los chicos se sienten apegados a una gran familia”. Y ese ambiente de armonía y de predicar con el ejemplo se nota en la convivencia diaria. Mientras la rectora recorre las aulas e instalaciones del colegio, ubicado en el norte de la ciudad, no hay niño o joven que no se le acerque a abrazarla y saludarla cariñosamente.

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Como se viene trabajando desde hace diez años con puntualidad, por ejemplo, “el 99% de todos los actos ha sido exactamente a la hora planificada; los chicos deben saber que se debe respetar el tiempo de los demás”, dice ella.

El trabajo en valores se replica en las familias de los alumnos. Viviana Maldonado, madre de familia, se siente agradecida. “Para ser sincera a mí me costaba mucho ser puntual, si había una reunión a las 8 y llegaba a las 8 y 10, mis hijas me decían ‘mami, por qué llegó a esa hora’ y me sentía mal, ahora estoy diez minutos antes”. Esta madre dice también que a través de los talleres para padres y los valores que les han inculcado a sus hijas, la comunicación con ellas ha mejorado mucho.

Responsabilidad, respeto, tolerancia son otros de los valores presentes. “Aquí el 75% de los chicos es católico, el resto de otras religiones y todos son respetados; aquí también el alumno respeta a su maestro porque el maestro respeta a su alumno”, dice la rectora.

También se inculca el respeto por la naturaleza, pues tienen un huerto cultivado por los alumnos y padres de familia; y también el respeto por los animales.

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En este colegio, donde el 80% de la educación de cada alumno es asumida por la Fundación Niños con Futuro, los chicos también aprenden el valor de la responsabilidad a través del aprendizaje de algún oficio, para que al graduarse puedan ayudarse con sus estudios universitarios.

Antonio García, de 16 años, quien este año se gradúa y ha estudiado los 12 años en el colegio, dice: “Yo aquí he formado mi carácter, he aprendido con el ejemplo de honestidad, solidaridad, humildad, puntualidad”. (I)