José Carlos Terán, chofer con 25 años de experiencia, sentía que su carro particular, un Chevrolet Aveo, “se alzaba” cuando iba a más de 100 km/h. Asegura que el auto perdía estabilidad y que lo corrigió cambiando las medidas de aros y llantas. Los primeros aumentaron 1 pulgada (2,54 cm) de diámetro y las segundas, 1 cm de ancho.

El vehículo pasó de aro Nº 14 a Nº 15. Los neumáticos ahora miden 19,5 cm de ancho; antes, 18,5 cm. Terán hizo el cambio hace tres años por recomendación de un mecánico y sostiene que “no ha tenido problemas”.

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Modificaciones de este tipo son comunes en el mercado automotriz local y ocurren, por lo general, para darle mayor estabilidad a ciertos modelos de autos, entre ellos Chevrolet Aveo, Nissan Sentra, Chevrolet Spark y Chevrolet Optra, pero también para incentivar su velocidad y asimilarlos a los modelos deportivos, coinciden tecnólogos automotrices y electromecánicos consultados.

Sin embargo, aquello genera efectos contraproducentes: uno es la lectura errónea del velocímetro, lo que podría generar –de manera inconsciente para el conductor– en velocidad excesiva, más allá de los rangos contemplados en el reciente reglamento de la Ley de Tránsito, que rige desde el 25 de junio pasado y que sanciona el exceso de velocidad con tres días de prisión, multa equivalente a una remuneración básica ($ 292) y la reducción de diez puntos de la licencia.

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“El velocímetro puede estar marcando 100 km/h, pero usted puede ir a 120 (km/h)”, anota Eddy Fuertes, electromecánico de Julio Guerra Accini, local de venta de llantas y que ofrece el servicio técnico alrededor de ellas (enllantaje, balanceo, alineación, etcétera).

En el común de los casos, el margen de error es mucho menor e imperceptible, refiere Fuertes y sostiene que los centros especializados saben cómo lograr las ventajas en cuanto a modificar las medidas originales de aros y llantas.

En teoría, se mantiene el diámetro del neumático; es decir, si aumenta la circunferencia del aro, se reduce “el alto” de la llanta (el perfil, en término técnico). Pero esa compensación falla, según Ángel González, electromecánico, dueño de un taller automotriz en Tulcán y Pedro Pablo Gómez, por desconocimiento del mecánico y la misma vanidad del dueño del vehículo... “A carros pequeños le ponen una llanta grandota, ahí el radar, yo estimo, va a marcar exceso de velocidad”, expresa sin proyectar márgenes de error.

El electromecánico Néstor Franco, dueño de un taller en la cdla. Bellavista, cree que el velocímetro marcaría unos dos kilómetros adicionales a lo real, pero más bien destaca la estabilidad que gana un carro al que se le realizan estos ajustes.

Jonathan Díaz, tecnólogo mecánico automotriz, cuyo taller se ubica en Febres Cordero y la 17, sostiene que no habría lectura errónea del velocímetro porque la velocidad se registra según las revoluciones del eje transmisor conectado a la caja de cambios, lo que no incide al alterar los aros, comenta.

“No incide porque el cable del velocímetro no va conectado al giro de las llantas”, cita Esteban Aspiazu, tecnólogo automotriz que da cátedra en la Escuela Superior Politécnica del Litoral.

Con ellos coincide el electromecánico Marco Guamán, dueño de un taller en Tulcán y P.P. Gómez. “No es porque usted le pone un aro más grande, el carro va a correr más. Tampoco va a marcar mal el velocímetro porque lo que marca son las revoluciones de la caja de cambio, no de la llanta”, dice.

González mantiene una tesis contraria. “Le dará una mala lectura porque el carro está sincronizado para un aro 13; si le pone uno 15 cambia la velocidad. Va a marcar más”, cita.

Sistema de suspensión

La modificación de medidas de aros y llantas deteriora los componentes del sistema de suspensión del vehículo, cita el electromecánico automotriz Esteban Aspiazu, quien dice que los primeros elementos en afectarse son las rótulas.

Llantas más anchas

Eso ocurre, explica Aspiazu, porque aumenta la fricción sobre las llantas al abarcar más superficie en el suelo.