Imágenes de tristeza mezclada con alegría se observaban entre los exalumnos, minutos después de terminada su graduación como bachilleres del colegio fiscal mixto Adolfo H. Simmonds, ya que estos serían los últimos instantes que compartían con el mismo uniforme.

“Hemos vivido tantos momentos increíbles, aunque el colegio es pequeño nos hemos dado cuenta de que cada profesor nos conoce y sé que cuando nos vayamos nos dará una tristeza inmensa a todos”, expresó la recién graduada de quíbio, Joselin Martínez, quien espera estudiar este año medicina. Ella se abrazaba con compañeras en momentos en que le costaba separarse de ellas.

Publicidad

En cambio Julia Castro, quien fue premiada como mejor bachiller de la generación y de la especialidad de Sociales contó cómo vivía su graduación.

“Me siento satisfecha por haber terminado una etapa de mi vida, son seis años de esfuerzo, les agradezco a mis profesores por enseñarme tanto”, dijo la joven, no obstante, afirmó que le iba a costar abandonar la rutina de ir al colegio y ver a diario a sus amigas de la secundaria.

Publicidad

Minutos antes había pronunciado un discurso de despedida, en el que impulsó a sus compañeros a superarse y representar durante sus vidas con orgullo a la comunidad adolfina.

“Es algo que hemos cristalizado poco a poco, ella también fue abanderada de la escuela, le inculcamos que hay que triunfar en la vida”, señaló su orgulloso padre, Julio Castro.

Además, se premió a Juleysi Arteaga como mejor bachiller de la especialidad de quibio; Rubén Mora de administración de sistemas, y Bryan Carrión, de contabilidad y administración.

La clausura del acto estuvo a cargo de la rectora de la institución, Luz Elena Ordóñez, quien rememoró algunos momentos de la adolescencia de los neobachilleres que crecieron en esas instalaciones y que ahora acogían su despedida.

“Hasta hoy recibieron órdenes, mañana será despertar de la vida, el profesionalismo y al trabajo”, exclamó la docente.

La banda de la Policía Metropolitana aportó con sus acordes durante la ceremonia.

En los exteriores del plantel se agolparon decenas de fotógrafos que ofrecían retratar a los neobachilleres, incluso unos ofrecían una capa y un birrete para que por lo menos en la foto los jóvenes puedan salir con dicha vestimenta, que por una resolución del Ministerio de Educación fue prohibido su alquiler para colegios fiscales.