Además de proyectar las mejores y más reconocidas películas de la época, el cine Maya dejó en quienes asistían con frecuencia a sus salas, varias anécdotas que aún recuerdan y extrañan.

Inaugurado en 1974, fue el primer cine de Urdesa y ofrecía la promoción de doble película que se daba en los cines de la época. Abrieron con la película Mame, protagonizada por la actriz Lucille Ball. 99 and 44/100% Dead, producción en la que actuó Richard Harris, fue su segundo estreno.

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Eduardo Roca recuerda que era muy fácil pasarse para ver películas prohibidas para su edad. “Era fácil esconderse detrás de las cortinas de las paredes y ponerse a ver las películas prohibidas para menores de 16. Uno se las ingeniaba por la curiosidad. Todo para ver nada del otro mundo, era solo el gusto de ver lo que no te dejaban ver”, dice.

David Antepara cuenta que en la década de los ochenta se hacían festivales de películas de terror, comedia, ciencia ficción y ganadoras del Óscar, algo que le gustaría que hagan las nuevas salas de cine que hay en Guayaquil.

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“Ahí vi filmes memorables como Infierno en la Torre (1975), La Guerra de las Galaxias (1977), y Allien Octavo Pasajero (1979). Fue el mejor cine guayaquileño de la época junto al cine Inca”, comenta Rodolfo Medina, quien disfrutaba de las películas proyectadas en las salas del cine Maya.

Alexa Moreno, moradora de Urdesa, menciona que el cine Maya era un lugar atractivo para pasar el tiempo en familia y amigos. “Matiné, especial y noche, esos eran los horarios para ver dos películas”, refiere ella.

Con sus enormes cortinas verdes, uno de los mayores atractivos era la doble función, ya que se podía ver una película y al término de esta ver otra. Esto atraía a cientos de guayaquileños que podían pasar una mañana o una tarde entera en este cine. “Con mi papá hicimos lo que se llamaba el cine continuo, la gente podía ir a ver una función y se quedaba el tiempo que quería”, comenta Carlos Espinosa, hijo del dueño, del mismo nombre. Era tanta la clientela del cine Maya que en ocasiones algunos hicieron hasta tres horas de fila para entrar a ver King Kong.

En el 2004, el cine Maya cerró sus puertas debido a un cambio en el negocio, como lo define Espinosa. “Casi todos los cines de barrio cerraron porque la moda era que estén dentro de los centros comerciales”, explica.

Era totalmente diferente a los cines de ahora. El cine Maya me encantaba porque era en bajada. Era el cine de mi barrio”.
Alexa Moreno
Moradora de Urdesa