La manzana comprendida entre las calles Cacique Álvarez, Febres Cordero, Capitán Nájera y Noguchi encierra a otro de los parques emblemáticos de la ciudad, el Chile.
Según cuentan algunos conocedores de su origen, este consistía en una gran explanada de tierra que servía para que los jugadores de pelota nacional y los niños elevadores de cometas se divirtieran a sus anchas.
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Posteriormente se organizaron juegos y otras actividades recreativas en el sector y el Consulado de Chile aportaba para la realización de los entretenimientos cada 18 de septiembre (día de la independencia del hermano país) y por eso se lo conoció con tal nombre.
En épocas de los 40, 50 y 60 congregaba a las cooperativas de transporte terrestre que se desplazaban a distintos lugares de las provincias de nuestro Ecuador. Muchos de esos vehículos disponían de tres hileras de asientos por los pasajeros y el cajón trasero para la carga, pero no faltaban las ‘chivas’, para transportar a un buen número de compatriotas a Daule, Salitre, etcétera.
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El parque Chile no solo era el sitio donde se tomaban los carros para un viaje de negocio o paseo, sino que los campesinos que llegaban a la ciudad tenían a la mano los locales para comprar productos veterinarios y agrícolas que necesitaban para sus labores, además de alimentos y novedades.
Todavía existe un buen número de almacenes que ofrecen los productos ya anotados, pero el parque perdió un poco de su acelerado ritmo que le era tan característico en décadas pasadas.
Remembranzas de Alberto Muñoz Morán, empresario jubilado.
Es la Estrella de Octubre, la estupenda, / la que alumbra el escudo de tu Casa,/ la estrella de la cívica contienda/ que te sirve de emblema y de coraza.
Pablo Hanníbal Vela,
poeta guayaquileño.