El estruendo de los pitos en las avenidas Quito y Machala, el aumento en los tiempos de movilización y la falta de parqueos públicos, son producto del incremento del 113% del parque automotor en los últimos 10 años, condición que se agrava por el gran número de conductores que incumplen la ley y los que aseguran desconocerla.

A inicios del año 2000 la cifra de automotores registrados era de 290.752, según estadísticas de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), antes CTG. Pero en lo que va del 2011 el total es 620.393; sin embargo, de este monto solo 360 mil cumplen cada año con la matriculación.

Pues, los otros 260 mil se registran como inactivos porque han salido de circulación debido a daños o abandono.

Publicidad

A los 360 mil automotores activos se suman aquellos que son matriculados en otras provincias y los que ingresan a diario a la ciudad con fines comerciales, de educación o salud. Entre todos el flujo diario en la ciudad sobrepasa los 600 mil vehículos, según cálculos de la CTE.

El director municipal de Urbanismo, Avalúos y Registro (DUAR), José Núñez, señala que con el crecimiento flotante poblacional, se incrementa la demanda de servicios de diverso orden, entre ellos el tránsito, que consume recursos y produce contaminación y congestión. Además, no tributa en Guayaquil. “Son entonces dos factores exógenos que impactan a esta ciudad”, indica el funcionario.

El panorama se empeora con el excedente de 2.000 buses urbanos (aparte de los 4.000 con permisos de circulación) y la sobreoferta de taxis amarillos, ejecutivos y los ‘piratas’.

Publicidad

A estos, con excepción de los ‘piratas’, la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), antes Cntttsv, les estableció el tiempo de vida útil conforme a su tipo de servicio. No sucede lo mismo con los carros particulares que por falta de normas se mantienen en circulación pese a su vetustez.

Para tratar de aplacar el crecimiento en el parque automotor el Servicio de Rentas Internas (SRI) creó la propuesta de tributos ‘verdes’ en donde se establece un impuesto por la contaminación de los autos; así, los de mayor valor podrían cancelar hasta $ 1.200 y los más baratos pagarían $ 20 o $ 30.

Publicidad

Sin embargo, para la Asociación Automotriz del Ecuador, el Gobierno más bien debería profundizar en la renovación del parque automotor obsoleto.

Pues la reforma tributaria plantea una moratoria para carros viejos de gran cilindraje, a fin de que los dueños se deshagan de ellos en cinco años, pero no fija soluciones como la chatarrización de las unidades.

En el enlace sabatino del 4 de junio pasado el presidente de la República, Rafael Correa Delgado, aseguró que para aplicar el impuesto ambiental a los vehículos se considerarán tres variables. El cilindraje, determina cuánto consume y cuánto contamina la unidad; la antigüedad, porque los carros más viejos contaminan más; y el avalúo, que es la variable social.

A los problemas en el tránsito por el incremento de vehículos (embotellamientos) se suma el irrespeto de peatones y conductores hacia la autoridad encargada de sancionar y regular a quienes infrinjan la ley, y la poca aplicación de penalidades por parte de los uniformados.

Publicidad

En un recorrido realizado por un equipo de este Diario el 5 y 6 de este mes, se identificaron al menos 150 infracciones cometidas en doce intersecciones del norte, centro y sur. En cada punto se contabilizaron las contravenciones durante 10 minutos, las cuales se cometieron pese a la presencia de los agentes de la CTE.

En la av. Carlos Julio Arosemena un grupo de estudiantes le lanzó una botella, desde un expreso escolar a un vigilante que direccionaba a los carros frente al colegio 28 de Mayo. Los niños se ríen de su hazaña al alejarse en la unidad mientras el agente, con su pie, hace a un lado el plástico que aplastó un automotor que venía detrás.

El uniformado no impuso ninguna sanción pese a que en el art. 139 de la reforma a la Ley de Tránsito se contempla el pago de $ 13,20 y la reducción de 1,5 puntos en la licencia, por arrojar basura en la vía pública.

A las 11:00 de ese mismo día los buses en el sentido norte-sur de la av. 25 de Julio y Ernesto Albán (fuera de Mall del Sur), utilizan tres de los cuatro carriles. Solo dejan uno disponible para el tránsito de carros convencionales, pese a que tres vigilantes parados en la mitad de la calle colocaron conos para que solo utilicen dos carriles.

Un minuto más tarde, en esa misma esquina, taxis de la cooperativa Unión Pallatangueña hacen doble columna unos 10 metros detrás de los agentes, para esperar a los pasajeros.

A las 11:02 una docena de personas cruza en diagonal y entre los automotores por debajo del paso elevado vehicular.

Segundos después unos estudiantes del colegio experimental Francisco de Orellana detienen a los buses en la mitad de la avenida para subir a alguna de las líneas (58, 42, 149, 144, 57, 78, 26, 19, 13, 3, 29, 1, 62, 118, 115, 78, 110, 31, 26) que pasan por ahí y que los llevan al Guasmo, Perimetral, sector de la Bahía, entre otros. Rutas que desaparecerán o serán modificadas cuando el próximo año empiece a funcionar la troncal 2 de Metrovía.

Los conductores se desesperan por tratar de abrirse paso entre los demás vehículos y por esquivar a las personas que no utilizan el paso peatonal.

El panorama es similar en otras intersecciones como Eloy Alfaro y El Oro, Quito y 9 de Octubre, Francisco de Orellana y Plaza Dañín, Perimetral y Honorato Vásquez (Casuarina), Esmeraldas y Alcedo, av. de las Américas y Benjamín Rosales.

En este último punto los conductores de buses urbanos e intercantonales detienen las unidades en la mitad de la vía para dejar o recoger pasajeros.

El 6 de este mes, durante 10 minutos, al menos 40 choferes pararon frente a la terminal terrestre dificultando la circulación de los otros vehículos. Infracción que, conforme la reforma a la Ley de Tránsito es sancionada con $ 39,60 y la reducción de 4,5 puntos en la licencia. Sin embargo, los vigilantes presentes no tomaron medidas.

Entre las mayores contravenciones identificadas durante el recorrido están los cambios bruscos de carril, invadir el carril exclusivo de la Metrovía, el uso indebido de la bocina, hablar por celular al conducir, no utilizar luces para virar o estacionar y estacionar vehículos en lugares prohibidos.

Por esta última se citó a 102.468 conductores durante el 2010, según estadísticas de la CTE, mientras que la sanción que más se aplicó fue por no utilizar el cinturón de seguridad, a 144.576 personas.

Algunos conductores como José Miranda, de 35 años, consideran que la falta de interés por acatar las normas de tránsito se debe al poco control de las autoridades y por la coima que se puede entregar a algunos vigilantes para evadir las sanciones de la ley.

Otros, en cambio, aducen que no hay continuidad en las campañas de control y educación vial, similar a la que anunció hace dos semanas el director de la ANT, Ricardo Antón, para que los vehículos no se detengan en la mitad de las intersecciones.

Mientras las ciudadanía esperan que se hagan las campañas prometidas y que los vigilantes supervisen y controlen que se cumpla la disposición como parte de la iniciativa, los conductores no respetan los semáforos, bloquean el paso en las esquinas y los transportistas se detienen en cualquier lugar a recibir y dejar pasajeros.