Pobladores de dos sectores que se extienden en las inmediaciones de la vía Perimetral, que bordea Guayaquil, dan cuenta del tiempo que se debe esperar para que la Municipalidad incluya en su presupuesto la contratación de obras requeridas.

En ambas zonas atravesadas por calles estrechas sin planificar que se abren paso en lo que más parece un laberinto formado con casas y comercio informal, se prevé que proyectos solicitados por sus habitantes al Cabildo, recién se contraten hasta diciembre próximo, tras cuatro años de espera.

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Una de estas áreas empezó a poblarse hace unos diez años con la llegada de comerciantes de cantones de Guayas y de otras provincias, quienes se asentaron con sus puestos ambulantes en las veredas y parte de la avenida Casuarina que se desprende de la Perimetral hacia el noroeste de la ciudad.

Entre ellos está Eduardo Duarte, quien llegó a Guayaquil cuando tenía 8 años junto a su madre, provenientes del cantón Naranjal. “Hemos solicitado en oficios un espacio dónde trabajar con decencia desde hace unos cuatro años, pero seguimos en la calle”, refiere Duarte, quien es presidente de la Asociación de Comerciantes Florida Norte integrada por unos 140 miembros, de los cerca de 400 que ocupan esta vía.

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Mientras que Antonio Perea, quien se asentó hace 20 años en la isla Trinitaria, justo a la altura de un tramo al sur de la vía Perimetral, afirma que el clamor de sus vecinos ha sido la construcción de puentes peatonales para evitar accidentes. “Es algo que hemos solicitado al Municipio desde 2007, pero recién ahora lo han incluido en el presupuesto”, manifiesta Perea, un migrante esmeraldeño.

Aunque el presupuesto municipal solo disminuyó un 10% entre 2009 y 2010 por la reducción del saldo guardado en bancos y anticipos; la falta de dinero se hace notar debido a la multiplicación de las necesidades originadas por procesos como la migración interna y los asentamientos informales.

Las rentas asignadas por el Estado cubren un 39% del presupuesto municipal aprobado para este año. Ello implica unos $ 202’571.033,67 de los 540’629.000 dólares del presupuesto total. Esa cantidad es un 23% menor a lo que se asigna a Quito por el mismo concepto, pese a que la capital de la República tiene 156.000 habitantes menos que Guayaquil, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), que el Gobierno toma en cuenta para contabilizar estas transferencias.

La diferencia provoca que el Estado asigne al Municipio tan solo unos $ 88,90 por cada guayaquileño, un 29% menos de lo que se transfiere para que el Cabildo atienda a cada uno de los quiteños, donde el ingreso per cápita es de $ 124,36.

El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, afirma que en el cálculo para las transferencias no se incluye como parámetro de medición a la población flotante que a diario llega a la ciudad a trabajar. Se trata de personas que viven en la zona conocida como el “Gran Guayaquil” que abarca áreas urbanas de cantones como Durán, Nobol, Daule y Samborondón, entre otros.

En tanto, Nicolás Jiménez, presidente de la Federación de Barrios de la ciudad, considera que el presupuesto es insuficiente, pero acota que la Municipalidad debería escuchar en mayor medida el clamor de los dirigentes barriales previo a la distribución de los rubros. “Sería bueno que el Concejo sesionara alguna vez en cada uno de los barrios”, manifiesta Jiménez, quien agrega que solo el gremio que él lidera está integrado por unos tres mil dirigentes. “Estimamos que a la ciudad llegan unas cien mil personas al año”, agrega.