Llegó emocionada con el sobre sellado. La directora de la escuela particular Guayas, Ana Bastidas, le había dado la consigna a María Fernanda Ramos y a otros padres de familia que solo debían abrirlo en casa.

Nerviosa, recuerda, obedeció la orden y en presencia del resto de la familia abrió la carta y leyó la decisión: “...Ha sido designada portadora de la bandera del Ecuador la alumna del séptimo año básica, la niña Ríos Ramos Helen Ivette”.

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“¡Uy! qué emoción tan grande para todos... lloramos”, dice María Fernanda (de 33 años), sentada en la mesa del comedor, en compañía de su familia, con las fotos, medallas y diplomas de ella y su hija Helen.

El relato es interrumpido por las risas del resto de sus familiares al rememorar ese momento. “No lo podía creer.. Me sentí orgullosa, motivada, porque era como que estaba dando un pasito más para alcanzar mi sueño de ser administradora de empresas”, señala Helen, hoy de 13 años, alumna de 2º año del colegio Dolores Sucre.

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Para Luis Ramos y Eugenia Arreaga, abuelos de Helen, era una felicidad que ya la habían vivido antes en la misma escuela, con María Fernanda y su otra hija, Wendy, hoy de 28 años.

La primera fue portaestandarte de la ciudad en la primaria y en el colegio OEA, escolta de la bandera del Ecuador. La segunda también llevó el portaestandarte de Guayaquil cuando tenía diez años.

Luis y Eugenia, quienes llevan 35 años de casados, se muestran satisfechos por los logros de sus hijas y nieta. Ellos también los alcanzaron cuando decidieron en su juventud volver a estudiar en la escuela nocturna Vicente Rocafuerte y luego en el colegio 13 de Abril.

“Es muy bonito ver que han seguido nuestras huellas”, dice con humildad Luis, de 54 años. Él llevó la bandera del Ecuador en la primaria y doña Eugenia, de 17 años, fue su escolta.

Ambos anhelaban que su última nieta, Pierina, hermana de Helen, lograra también esa dignidad al terminar la escuela Guayas. Mas ahora la pequeña deberá esperar hasta cursar el colegio, conforme lo dispone la nueva normativa para designar abanderados y escoltas, vigente desde el 4 de mayo pasado.

La disposición, que consta en el acuerdo ministerial 180-11, señala que todos los establecimientos educativos del país que ofrezcan bachillerato elegirán, una vez al año, entre sus estudiantes de tercer curso al abanderado del pabellón nacional y los portaestandartes de la ciudad y del plantel, con dos escoltas en cada caso.

Según el director provincial de Educación, Juan Carlos Rodríguez, el acuerdo solo contempla esta designación el 24 de mayo (Batalla del Pichincha) y el juramento el 26 de septiembre (Día de la Bandera) para el bachillerato y no para las escuelas y los centros de educación básica (diez grados).

La reforma, que dio plazo hasta el 11 de este mes para la selección, ha entristecido y preocupado a algunos padres de familia, docentes y estudiantes de planteles primarios, como María del Cisne Sánchez y Heidy Saldaña Piloso, ambas de 11 años. Desde pequeñas en la unidad educativa fiscal Alberto Perdomo Franco, en la 24 y la P, se han destacado como excelentes alumnas por su puntaje y aprovechamiento de 20/20.

Su maestra de 7º de básica, María Teresa Tomalá, dice que ambas estaban ilusionadas con ser abanderadas y participar en el juramento a la bandera.

“Tenía felicidad porque iba a llegar al último año, pero ya sabiendo (los cambios), ya pues, no se puede hacer nada. (Me sentí) un poquito mal, pero me estoy recuperando”, dice con timidez Heidy, quien el año pasado ganó dos concursos escolares de oratoria y ortografía.

María del Cisne habla apenada. “Me sentí muy mal, sabía que íbamos a llegar al último año e íbamos a estar las dos. Mi mamá me dice que no importa, que debo seguir así, esforzándome”, dice la pequeña que quiere ser maestra. Ella anhelaba, al ser elegida abanderada, poder escoger el colegio Rita Lecumberri, donde estudia su hermana mayor, quien fue escolta de la bandera nacional. Su último premio fue el primer lugar en declamación.

Las dos recibirán, el próximo martes, una condecoración por sus méritos académicos.

Igual recompensa les otorgarán, pero a fin del año escolar, a los alumnos destacados de la escuela particular Guayas, de la M y la 19 (suburbio oeste), sector conocido como Plan Piloto.

El maestro y propietario de la escuela Guayas y el colegio OEA, Roosevelt Barros, se comprometió con los niños de séptimo de básica a reconocer los méritos de los más destacados. Y es que, desde sexto, este grupo de infantes ya comentaba quiénes serían los escogidos por sus altas calificaciones.

“Entre ustedes, ¿quién pensaban que iba a ser abanderada del pabellón nacional?”, preguntó el maestro Barros a los alumnos. “¡Anita!”, respondió en una sola voz la clase. “¿Y el abanderado de Guayaquil?”, volvió a preguntar el docente. “¡Daniel!”, gritaron los niños.

“Se les dará una medalla o un diploma por ese empeño. No se van a quedar sin recibir un reconocimiento, se los prometo hoy, pero no por eso me van a dejar de estudiar”, dice el maestro a los niños. “No se estudia para ser abanderado –les recalca Roosevelt–, sino...”, “...¡para ser alguien en la vida!”, gritaron sus alumnos.

Textuales: Destacados alumnos
Anita Martínez
Alumna de 7º escuela Guayas
“Me parece un poco injusto (los cambios). Soñaba con ser abanderada y que mis padres estuvieran orgullosos de mí”.

Jean Piere Anastasio
exabanderado Perdomo Franco
“Sentí felicidad cuando dijeron ‘un aplauso, Anastacio es el abanderado del pabellón nacional’”.