EL IGNORANTE ES todo aquel que no sabe leer, escribir y nadar. Con este refrán griego ha manejado su vida el nadador Jorge Delgado Panchana, nacido el 5 de enero de 1954 en la ciudad de Guayaquil. Sus padres Carmen Panchana Raymondi y Jorge Delgado Guzmán, comunicador social y ex arquero de la selección de fútbol del Ecuador y de Barcelona, lo encaminaron en el deporte.
Dos razones hicieron que a los 7 años aprendiera a nadar.
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La primera porque su padre tenía presente la frase griega que evoca la ignorancia y la otra por el asma que le diagnosticaron a esa edad, aunque esa segunda circunstancia sirvió para que estuviera a 30 mil pies de altura y conservara su pasión por la aviación.
Comenzó sus primeras brazadas en la sede principal del Guayaquil Tenis Club, ubicada en la av. 9 de Octubre, con el capitán Fernando González, padre del nadador Fernando González, quien también entrenaba en el mismo lugar. En el club siempre tenían competencias internas pero en 1968 en una prueba de novatos quedó último. “Todos se habían ido a vestir mientras yo seguía nadando, pero de último solo se puede ir para arriba entonces había que empezar a escalar”, recuerda Delgado.
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La primera medalla llegó en una prueba de 200 metros libres, en el mismo club que lo vio iniciarse, ganando el primer lugar a los 14 años. “Le saqué tanto brillo que la dejé en tercer lugar”, bromea.
Luego continuó entrenando constantemente con Guillermo Morales, aunque Morales se retiró del club para formar una academia que llevaría su propio nombre y la ubicaría en el Bim Bam Bum, en la vía a la costa.
El nadador siempre se mantuvo entrenando en el club, con un solo entrenador y en el mismo lugar. “No cambié de club porque pienso que la lealtad y la devoción hacia una persona o hacia una institución es algo que se ha perdido y es parte de los valores que se debe de recuperar si se quiere avanzar como país”.
La primera competencia internacional fue en el campeonato sudamericano de Río de Janeiro, en Brasil, en 1968.
Una competencia difícil, pero como novato era importante competir y empezar a tener contacto con lo que sucedía en las piscinas del mundo.
En ese entonces tuvo la oportunidad de competir con los grandes de esa época como Luis Nicolao, argentino; Juan Carlos Bello, peruano; y Julio Arango, colombiano, y consiguió dos finales.
Luego de terminar el bachillerato en el colegio Vicente Rocafuerte, viajó a los Estados Unidos. Tres años estudió en Pasadena City College en California y luego pasó a Southern Illinois University, donde estudió cinco años Educación Física y Relaciones Públicas.
En su época universitaria obtuvo los mejores reconocimientos por su esfuerzo, manteniendo su nombre siete años en el ranking mundial de natación y con dos participaciones importantes en los Juegos Olímpicos de Múnich (1972) y de Montreal (1976).
Su participación en los Juegos de Múnich fue relevante para el país por su cuarto lugar, un puesto significativo al haber estado junto a la máquina de las piscinas norteamericanas, Mark Spitz.
A los 25 años renunció a su deporte para poder trabajar, pues en esa época no contaba con el dinero para financiarse, “no existía el profesionalismo que se cuenta ahora”.
Con algunas propuestas de trabajo en Estados Unidos y Colombia, Delgado decide regresar para darle al deporte lo que a él le dio. “Regresé a preguntar por dónde hay que empujar para que el país avance, siempre he creído que hay que sacarlo adelante”. A los 33 años, se casó con Gina Torres y tuvieron dos hijos: Jorge Andrés, de 21 años, y Pablo José, de 16 años.
El 15 de abril de 1982, Jorge Delgado tuvo la oportunidad de formar su academia, aunque ya manejaba sus clases de natación en Urdesa desde 1980.
“Originalmente llegué con esa idea y se tocaron muchas puertas pero nadie le presta dinero al deporte”. En ese entonces Rodolfo Baquerizo Nazur financió la idea del club simultáneamente con la academia Zuleta donde está ahora el Albotenis. Con 30 años el club se mantiene adelante junto al apoyo de una Ley del Deporte que subsidia pago de luz y agua. “Aquí han aprendido a nadar miles de jóvenes y adultos, si nos mantenemos es por la necesidad de hacer patria”.
Aunque continúa como máster en aguas abiertas, actualmente su tiempo lo dedica a la presidencia, desde hace cinco años, de la Federación Ecuatoriana de Natación.