Conoció al mentor de Microsoft en una de las reuniones anuales. Fue premiado por su desempeño laboral.
“Estaba en un evento en Houston, donde había miles de personas, y lo escuché hablar... (en una conferencia que él dictaba). Eso es algo que te inspira, te das cuenta de que es un genio, un líder”. El día que José Fernando Arias Cucalón conoció a Bill Gates no cabía de la emoción.
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No alcanzó a acercarse a él. “Creo que todos hubiéramos querido una foto con él pero eso es muy complicado, fue una suerte, pues él ya no suele asistir a las charlas sino que se dedica más a la fundación”, dice mientras recuerda que uno de los presentes levantó la mano desde lejos y en voz alta lo pidió y lo logró.
A sus 25 años, José es el gerente de Negocios de Microsoft en Ecuador y por su desempeño ha obtenido reconocimientos por ventas y calidad de atención al cliente.
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A este ingeniero en sistemas siempre le atrajo la tecnología, pero aspiraba a ser oficial de la Marina, como su hermano y su padre, o piloto de aviación como su tío. Sin embargo, cuando se graduó de bachiller en el Liceo Naval, en Quito, a los 16 años, “la edad no le daba para esas actividades”.
Ha hecho su vida en Samborondón, pues vivió en San Isidro durante su época de soltero y estudió su carrera como ingeniero en Sistemas con concentración en Telecomunicaciones en la UEES.
Hace un mes y medio se mudó a la urbanización Central Park (km 2,5), desde donde trabaja la mayor parte del tiempo a través de lifemeeting y office comunicator, dos herramientas informáticas que lo mantienen comunicado con la mayoría de sus clientes y colegas.
Comenzó desde joven
“Renuncié a varias de mis vacaciones pero sabía que algún día tendría una recompensa”, dice convencido José sobre su llegada a Microsoft. Fue a los 18 años. Participó en una evangelización de tecnologías, en la que junto con un grupo de estudiantes debían fomentar su uso en colegios y universidades como Espol, UEES y de Guayaquil. Esta experiencia le abrió las puertas.
“Me dieron muchísimo material de estudio. Desde que comencé a estudiarlo, me enamoré de esto”.
Se dijo para sí mismo: “Algún día quisiera trabajar ahí”, le apostó y lo logró. Ingresó primero al departamento técnico, donde verificaba el funcionamiento de los software.
Después de un año, la función de ventas y presentaciones ante el público se sumaron a su trabajo. Su primera presentación fue para el lanzamiento de Office 2003, en el hotel Hilton Colón, ante 200 personas. “Estaba nerviosísimo, ahora es como si nada”, señala este padre primerizo de un bebé de 2 meses.
Después de tres años y medio en el área técnica, José renunció para terminar la universidad, con la aspiración de volver a uno de los cargos de gerencia y negocios.
Una vez graduado, trabajó en Electrónica Siglo XXI como asesor de cuentas de Microsoft. En el 2005 se le presentó la oportunidad de regresar a Microsoft como gerente de Negocios en OEM (Original Equipment Manufactory). Después ascendió a gerente de Distribuciones. “Cuando estaba en este puesto le dije a uno de mis jefes que aspiraba a un cargo regional y se me rió”. No se desmotivó, sino que presentó el currículum hasta que logró el puesto.
“Siempre tuve la aspiración de crecer y Microsoft es una empresa en la que conforme la tecnología avanza, se te abren más puertas”.
En el 2009 ganó el CSI (Commercial Software Initiative), que es un premio por la obtención de grandes contratos dentro del país.
Cada año viaja a EE.UU., pues en julio siempre se da la World Wide Partner Conference, evento en el que se reúnen unos 15 mil socios de todo el mundo y donde conoció además de Bill Gates, a Steve Ballmer, director ejecutivo, o Kevin Turner, director de operaciones, importantes figuras de la marca.
Aún guarda la emoción del concierto privado (para los ejecutivos de Microsoft) de Black Eyed Peas en Washington y cuando ganó en diciembre del 2010, ante los demás representantes del mundo, el CPE (Customer and Partner Experience), por el mayor índice de satisfacción al cliente interno y externo.
Pero lo que más le llena en su día a día es la experiencia de ser padre. Dice que su vida está cambiando “180 grados” y está feliz.