Acostumbrados a descansar en las cómodas camas de sus hogares, Diego Flores y Gustavo Mafla, estudiantes del colegio San Gabriel de la Dolorosa, de Quito, han tenido que convivir, en estas dos últimas noches, en la cooperativa Sergio Toral (norte de la ciudad).
El motivo que los trajo hasta esta zona de Guayaquil fue la construcción de casas tipo Vivienda Hogar de Cristo (de caña y madera) a personas de escasos recursos.
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Ellos llegaron el pasado domingo desde la capital al colegio Francisco García de Fe y Alegría (en la cooperativa), donde hicieron su cuartel general durante tres días.
Cargando lápices y cuadernos para calcular la medida exacta de cada parte de la vivienda, así como implementos de construcción como sacabocados, martillos y palas, los adolescentes empezaron a levantar dos viviendas.
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“Hemos visto cómo ellos valoran lo poco que tienen y agradecen a Dios por lo que les ha dado”, manifestó Diego Flores, alumno del plantel.
Uno de los coordinadores del colegio San Gabriel de la Dolorosa, Édison Medino, indicó que el trabajo de los estudiantes forma parte de un proyecto interdisciplinario que involucra la parte social con lo que aprenden en las aulas.
“Nosotros apostamos a proyectos integradores, es decir, a combinar las materias en torno a un problema social; por ejemplo, uno de los problemas es la falta de vivienda y ante esta situación, los estudiantes de las diferentes asignaturas buscan soluciones desde lo que aprenden: en el caso de un físico matemático, hace cálculos para que un techo o ventana quede bien”, refiere.
Doscientos representantes del colegio San Gabriel, entre alumnos y profesores, trabajaron en la cooperativa Sergio Toral. Contó con el apoyo de Hogar de Cristo.
“¿Por qué vinimos a trabajar a Guayaquil? Porque tiene mayor déficit de viviendas; además, queremos que los estudiantes tengan una visión clara del Ecuador, que se rompan regionalismos, ya que estamos acostumbrados a que el costeño no necesita del serrano y viceversa”, indicó Medina.
El objetivo también es formar “personas sensibles ante la realidad que viven; acá conviven en las mismas condiciones que los moradores”, agregó.
Textual: Servicio
Gustavo Mafla
ESTUDIANTE DEL COLEGIO SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA
“El carisma de los jesuitas es ser más para servir mejor y por eso nos llena (espiritualmente) el ayudar a personas de escasos recursos”.