“Casi pierdo mi matrimonio por cambiar de religión”, contó el pasado sábado Fernando Casanova, teólogo y ex ministro pentecostal, durante el evento ‘Que todos sean uno por la unidad de la Iglesia’, que se realizó en el estadio Alberto Spencer.
Miles de católicos acudieron a escuchar el testimonio de vida del teólogo puertorriqueño, quien dejó la religión evangélica hace ocho años para abrazar el catolicismo.
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Casanova relató que desde su niñez siempre siguió la tradición pentecostal, porque sus padres pertenecían a esta religión protestante.
Indicó que el proceso de conversión se dio por “una cuestión de conciencia y de fe”, que él sentía y que en la otra religión no podía “recibir el cuerpo y sangre de Cristo”.
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Luego de hablar del porqué de su cambio contó cómo su decisión afectó su matrimonio. Reseñó que al comunicarle a su esposa que se había cambiado de religión, ella lo dejó.
“Estuve separado casi dos meses”, dijo; en ese tiempo no pudo ver a sus hijos.
Durante el discurso contó una experiencia que califica como milagrosa: “Un día decidí ir en la mañana a una capilla y encontré al pie de la imagen de la Virgen María un rosario que estaba botado, lo recogí y recé los cinco misterios gozosos”, expresó.
Añadió que al marcar el reloj las 10:00 decidió volver a su hogar, donde lo estaban esperando su esposa y sus tres hijos. “Mi corazón se encendió al escuchar las voces de mis hijos, fue un milagro de la Virgen”.
Contó que le preguntó a su esposa el porqué de su decisión y ella le contestó que lo había sentido en el corazón. “Le pregunté a qué hora decidió regresar (a la casa) y dijo a las 10:00, hora en que terminé de rezar el rosario”, expuso.
“El espíritu del Señor se ha vivido al máximo, aquí es donde se ve la verdadera fe cristiana”, señaló Wendy Aguilar, del grupo carismático María Rosa Mística, que participó del evento.
Luego del testimonio, varias personas empezaron a pedir perdón a sus seres queridos.
Antes de la charla se celebró una misa campal, presidida por el arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui.
El evento tuvo como objetivo unir a todas las parroquias eclesiásticas de Guayaquil. “Este es el primer evento que hacemos porque queremos que todas las comunidades y católicos en general se unan por lo menos una vez al año”, dijo Roddy Cabezas coordinador del grupo carismático Rostro de Jesús.