Recuerda que los árboles sobrepasaban los diez  metros de altura y que en su sombra los moradores parqueaban los  vehículos. Beatriz de Paredes incluso afirma que su esposo, Gerardo, ingeniero agrónomo, sembró dos acacias frente a su casa, en la ciudadela Los Ceibos, en la entonces arborizada avenida del Bombero.