Bares, discotecas, locales comerciales de electrodomésticos y personas particulares que generan ruido en sus vecindarios con la música de equipos tecnológicos a volumen alto son los demandados más comunes que se registran por contaminación acústica en el Municipio de Guayaquil.
Hoy se celebra el Día Mundial sin Ruido y por ello la fundación Fumcorat hará un pregón, en la plaza San Francisco.
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En la segunda comisaría municipal, encargada del medio ambiente, se han registrado alrededor de 50 denuncias en este año, de las cuales han sancionado a 20 personas por irrespetar la ordenanza contra ruidos del Cabildo, que data de 1960, y la cual fue reformada en 1985.
Esta ordenanza, que prohíbe toda producción de ruidos y vibraciones en lugares públicos sea cual fuera la forma en que se los provoque y que sean capaces de ocasionar trastornos mentales o físicos a los vecinos, sanciona con el 12,5% del salario mínimo vital a quienes incumplan con la normativa.
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Además de las multas económicas que se aplican, también le corresponde clausurar bares y discotecas por contaminación acústica. Entre junio y julio pasados se cerraron temporalmente cerca de 50 centros nocturnos ubicados en la Zona Rosa, el cerro Santa Ana y en los Albocentro, explica Xavier Narváez, director del área de Justicia y Vigilancia.
La publicidad en las aceras con altoparlantes de locales comerciales también es competencia del Cabildo. La comisaria segunda municipal dice que hay sanciones, pero que no tiene cifras en este año.
La semana pasada se abrieron siete expedientes contra locales comerciales por esta causa, según la abogada María Paula Delgado, comisaria segunda municipal.
Delgado cuenta que en el caso de denuncias en barrios, antes de la multa económica, primero se verifica el caso.
Luego se llama a declarar al acusado y se lo hace firmar una acta de compromiso, si incumple lo acordado se impone la sanción económica.
Y pese a que el Municipio se concentra en el ruido por equipos, un informe emitido el año anterior por el Cabildo determinó que el 84% de la contaminación auditiva se debe a la transportación urbana, por el uso indiscriminado del pito.
El art. 139 literal A de la Ley de Tránsito sanciona con una multa del 5% de una remuneración básica unificada por el uso indebido de pitos y bocinas.
Sin embargo, para una parte de la ciudadanía, como Martha Lama, los controles no son suficientes. “Los pitazos ensordecedores de los buseteros y carros particulares pasan desapercibidos para los vigilantes de tránsito, quienes solo controlan el tráfico”, opina.
Ella dice que el ruido la estresa a diario cuando espera un colectivo en las calles Quito y Nueve de Octubre para dirigirse a su trabajo.
Alberto Salazar, quien vive en el centro de la ciudad, manifestó que su familia soporta todos los días el ruido por pitos y bocinas de vehículos.
Detalles: Cifras
Denuncias
Cerca de 10 denuncias al mes se receptan por contaminación acústica en el Departamento de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil. También se puede denunciar en la Dirección de Medio Ambiente del Cabildo.
Contaminación acústica
Se considera ruido a los sonidos que superan los 70 decibeles durante el día y 50 en la noche, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pasados estos índices se considera contaminación acústica porque atenta contra la salud mental y física del individuo.