El viento agitaba más los vuelos de las anchas faldas celeste y blanco que usaban las alumnas del colegio Alejandro Internacional mientras bailaban con orgullo un pasodoble dedicado a Guayaquil. A pocos metros del escenario, en el Ágora del Malecón 2000 (a la altura de la calle Aguirre), Patricia Guale, de 33 años, las miraba con admiración, también con añoranza.