Indira Carpio y Raúl Macías fueron dos de los turistas de este balneario  que se detuvieron a observar los nacimientos de muyuyo que se exhiben desde la semana pasada.

Los esposos observaban cómo Piedad Escalante hábilmente le daba los últimos arreglos a una figura de burro, una de las piezas que forman el  nacimiento de Jesús.

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El  muyuyo es un árbol silvestre que crece en los bosques secos de la Península y Playas. Este junto con  la esterilla de coco son la materia prima con las que los artesanos del cantón elaboran los pesebres en esta época.

Piedad Escalante y Marjorie Lázaro comienzan la elaboración de estas figuras desde el mes de octubre.

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Los tamaños varían desde  treinta centímetros hasta un metro  veinte de alto.
Los nacimientos más grandes lo hacen por pedido y cuestan hasta  $ 120. Los más pequeños están entre 25 y 30 dólares.

El color de la ropa de las imágenes se lo obtiene con tinta mágica, una sustancia que mantiene los colores vivos, sin perder su intensidad.

Entre 8 y 10 personas trabajan en el taller Mi Arte, ubicado en el barrio Caritas. Aquí  labora Escalante  con toda su familia  desde hace  quince años cuando hizo  su primer nacimiento.

“Fue un experimento; a un gringo le gustó y mi obra fue a parar a Alemania, desde entonces vi que era buena idea montar este negocio de nacimientos por su originalidad y porque no afecta al ecosistema”, comenta  esta artesana de 60 años.

Todos los fines de semana  coloca su punto de venta en el malecón de este balneario, donde también comercializa  imágenes de la última cena y otras artesanías elaboradas con el mismo material.

Los nacimientos han sido llevados a países como España, Estados Unidos,   Alemania, Italia y Bélgica y  los pedidos se los realiza con anticipación desde Cuenca, Quito y Guayaquil, refiere con entusiasmo Escalante, quien espera  tener excelentes ventas, como todos los años.