Ya Guayaquil está libre gracias a su propio esfuerzo. Su primera autoridad es José Joaquín de Olmedo. Hay una estrella en su escudo, en su bandera un recuerdo y en el pueblo una alegría que rebosa en los pechos.
Abel Romeo Castillo
(guayaquileño)

Otro de los grandes y leales abanderados de la causa revolucionaria octubrina, con protagonismo de indiscutible proyección. Nació en Guayaquil el 22 de agosto de 1789. Sus padres fueron Gaspar de la Cruz Jimena y Muñoz de Guzmán y María Ignacia de Larrabeitia y Ramírez de Arellano. 

Ximena realizó estudios en España, como alumno del Colegio Militar de Caballeros Cadetes del Alcázar de Segovia, donde mostró disciplina y talento que le valieron prontos ascensos.

Publicidad

Sirvió alrededor de doce años en España hasta que a principios de 1820 retornó a esta ciudad y al conocer los preparativos emancipadores se incorporó a ellos y mostró especial devoción por la causa de sus conciudadanos; tras el triunfo de la revolución fue miembro de la Junta Provisoria de Gobierno y en noviembre de 1820 se lo ratificó junto con José Joaquín de Olmedo y Francisco María Roca Rodríguez.

Ostentó el grado de coronel. Se casó con María del Carmen Roldán Herrera-Campusano. Prestó invalorables servicios en el Perú, pues el gobierno de esa nación lo invitó a desempeñar varios cargos públicos. Murió en Lima el 11 de abril de 1830 y sus restos fueron traídos a su tierra natal. Su efigie consta en uno de los medallones de la Columna de los Próceres de Octubre en la plaza del Centenario. Una calle se bautizó con su nombre.

Valoración
“El 9 de Octubre es la efeméride de mayor significado histórico del país, pues abrió el camino a la independencia nacional. No es ningún grito aislado, local e intrascendente que promete fidelidad al rey. Fue un hecho transformador que afectó a toda una región, favoreció la estrategia continental y contribuyó en forma determinante al fin de la colonia en América septentrional”.

Publicidad

José Antonio Gómez Iturralde, historiador.